Gary Oldman caracterizado como Winston Churchill en "La hora más oscura"; Bruno Ganz como Adolf Hitler en "El hundimiento"; o Frank Langella dando vida a Richard Nixon en la crónica de su entrevista con el periodista David Frost, son algunos de los actores que han brillado en la gran pantalla encarnando un personaje histórico de no ficción, y que incluso han buscado acercarse físicamente al personaje interpretado.
En estos casos, el rostro es lo más difícil y, a la vez, lo más crucial, pero la transformación física o el maquillaje en este sentido podría tener fecha de caducidad gracias a la tecnología. Concretamente, la misma que se utiliza para los deep fakes.
Para quienes no estén familiarizados con dicha tecnología, consiste en modelar la cara de alguien famoso e, incluso, su voz, tomando como base la interpretación de una persona, y trabajando la imagen mediante ordenador para superponer una copia digitalizada de la persona a imitar.
Lo que se obtiene es una suerte de 'marioneta' digital que se mueve al ritmo que le dicta el actor que interpreta.
En el futuro no veremos a un Winston Churchill interpretándose a sí mismo por motivos evidentes, pero lo que sí podríamos ver es el rostro del mismo Churchill superpuesto al del actor que lo interprete y adaptado a la expresión facial que realice el actor.
Los filmes históricos ganarán, así, una gran dosis de realismo, al igual que los documentales, aunque ello afectará al trabajo de actor.
De hecho, esta realidad la tenemos más próxima de lo que pudiéramos pensar, ya que el primer film que utiliza tecnología de face replacement ya ha sido estrenado.
Se trata de "Intolerance is still there", una película que narra los disturbios sucedidos en el pub newyorkino Stonewall Inn en junio y julio de 1969 tras una razia policial, y que galvanizaron a la comunidad LGBTI+ en su lucha contra las leyes que restringian su estilo de vida, iniciando con ello un movimiento que no solamente consiguió su abolición en los Estados Unidos, si no que inició el camino también en el resto del mundo, aunque sea un camino del que todavía queda un amplio trecho por recorrer.
En la película se recurre a la figura del activista gay mexicano Julio Zúñiga (quien, por cierto, no estuvo presente en el Stonewall Inn en 1969, según nos informan desde comunicación de la plataforma Héroes de hoy, responsable de este film), recreado a través de la sustitución de su rostro digitalizado sobre el rostro del actor que le da vida.
Zúñiga fue asesinado en 2017 en México, víctima de un crimen de odio por su condición sexual.