Desde el corazón del Perú y bajo la supervisión de especialistas de la Universidad de Yamagata (prefectura de Yamagata, Japón), la tecnología ha facilitado el descubrimiento de tres nuevos geoglifos en el famoso yacimiento de Nazca.
Los geoglifos son, según la Wikipedia, “figuras dibujadas en laderas de cerros o en planicies, usando la técnica de adición de piedras con tonalidades oscuras [...] o retirando la capa superficial del terreno, generalmente más oscura debido a la oxidación, para dejar visible el fondo más claro” siendo este último el caso de Nazca. Dichos geoglifos, que solamente son visibles desde el aire, fueron realizados por la cultura homónima en un periodo que abarca, según las opiniones mayoritarias dentro de la comunidad arqueológica, desde el 400 a.C. hasta el 650 d.C.
El descubrimiento de las líneas de Nazca se remonta a la década de 1920 por parte de pilotos de avión, quienes eran los únicos que podían observar las figuras desde el aire. Estas van desde representaciones de animales hasta diseños geométricos, contabilizándose ya más de 350 diseños.
Masato Sakai, profesor de antropología y arqueología en la Universidad de Yamagata, y autor principal del estudio que ha dado con estas nuevas figuras, ha dedicado casi dos décadas a la búsqueda de geoglifos, para lo que no ha dudado en emplear la tecnología: desde 2004, ha utilizado imágenes de satélite, fotografías aéreas y drones. Su equipo empleó cinco años analizando imágenes aéreas de alta resolución de toda la región para identificar nuevas figuras.
La colaboración con IBM Japón y el Centro de Investigación Thomas J. Watson de IBM en Estados Unidos en 2016, marcó un punto de inflexión en su investigación, ya que gracias a las avanzadas técnicas de aprendizaje profundo o "deep learning" (aprendizaje profundo, en inglés), fue posible examinar con precisión las fotografías aéreas de muy alta resolución.
Ya en 2019, este mismo equipo había utilizado dicha técnica para identificar una figura humanoide de 2 metros de ancho y 4 de largo.
El deep learning, inspirado en cómo el cerebro humano procesa la información, normalmente requiere grandes cantidades de datos para su entrenamiento. Sin embargo, Sakai y su equipo lo entrenaron con datos de solo 21 geoglifos conocidos de Nazca. A pesar de esta limitada base de datos, la IA pudo identificar posibles figuras a una velocidad 21 veces superior a la de un arqueólogo entrenado.
Este avance tecnológico ha demostrado ser crucial, especialmente en situaciones donde las figuras podrían pasar desapercibidas en fotografías aéreas para el ojo humano. Un claro ejemplo es el geoglifo humanoide, situado cerca del renombrado geoglifo del colibrí de Nazca, que había permanecido oculto hasta ahora.
El más prominente de los tres nuevos geoglifos descubiertos presenta un par de piernas que se extienden sobre 76 metros de ancho. Acompañan a este hallazgo una figura de pez de casi 19 metros de largo, y un ave que se expande hasta los 17 metros de ancho. Se estima que estas figuras tienen una antigüedad aproximada de 2.400 años.