AdictosEscrito por Tecnonews el 28/02/2017 a las 13:50:192088
El domingo pasado las redes sociales se revolucionaron (como siempre hacen) por el último capítulo de Salvados El programa de Jordi Évole explicaba en qué consistía estar enganchados a las Nuevas Tecnologías poniendo casos en primera persona de gente que vive para y por su smartphone.
Muchos fueron los que defendieron la tarea de Évole, más cuando tuvo el valor de autodefinirse como un adicto a la tecnología. De todos modos, para otras personas que interactúan con el programa a través de Twitter o Facebook, el capítulo llamado "Conectados", era una oda al antiprogreso.
Las dos opiniones son válidas precisamente por ser opiniones. Con todo queremos arrojar algo de luz al debate. Realmente estamos asistiendo al nacimiento de una sociedad que no sabe relacionarse si no es mediante sus aparatos tecnológicos. Si estar conectados es una adicción deberíamos compararla con otras adicciones que como en su caso, sean legales.
¿Qué diferencia existe entre el uso compulsivo del smartphone y el alcohol? Ambos dirá la mayoría, en exceso son prejudiciales para la salud. Ambos pueden tener usos beneficiosos. La diferencia entre uno y otro son las leyes que sancionan la venta de alcohol.
¿Sería descabellado restringir el uso del móvil como lo hacemos con las bebidas alcohólicas? Cierto es que de igual forma que no podemos beber si conducimos, tampoco podemos mirar nuestro smartphone cuando estamos al volante. De todos modos, beber en la calle de las grandes ciudades está prohibido pero no así usar el teléfono cuando andamos por la calle. También está prohibida la venta de alcohol a menores y el consumo de este mismo. ¿Por qué no podría existir una ley que regulara la edad para que un joven tuviera su primer teléfono? Según el propio documental de Salvados son ellos los que más afectados se ven por una vida cien por cien conectada.
Por otro lado y del mismo modo en que está prohibido fumar en bares o restaurantes ¿por qué no imaginamos un futuro en el que sacar tu móvil en uno de esos lugares estuviera prohibido. A veces puede molestar más cenar con alguien que tiene el teléfono encima de la mesa que cenar con alguien que se vaya a fumar fuera del establecimiento.
Tenemos la piel muy fina cuando nos dicen que estamos siempre conectados al móvil. Quizás deberemos empezar a reconocer que existe un serio problema para poder vivir de forma más feliz. |