¿De quién es la culpa?Escrito por tecnonews el 18/02/2020 a las 13:14:521701
La anulación del Mobile World Congress deja muchas dudas. Pese a que los agentes implicados -empresas, sindicatos y administración se han reunido este lunes, a nadie se le escapa que la viabilidad del proyecto en Barcelona pasa por uno de sus perores momentos.
Los embistes desde Madrid por llevarse el evento a la capital castellana y, obviamente el Coronavirus, están mermando la posición de Barcelona como anfitriona de la mayor feria mundial de telefonía móvil.
Con todo, lo que ahora debemos preguntarnos es hasta que punto podría haberse salvado la celebración del MWC. Las voces que se han alzado sobre la tibia reacción de las instituciones públicas enfrente del goteo de cancelaciones la semana pasada. Es cierto que podrían haberse llevado a cabo acciones para evitar la anulación del evento. Teniendo en cuenta que se trata de una feria de nuevas tecnologías, podrían haberse celebrado numerosas conferencias de forma telemática.
Más allá de eso, el ayuntamiento, no contuvo el pánico y gestionó erróneamente la crisis. ¿Qué sentido tiene afirmar que ninguna persona de las principales regiones donde se está cebando el Coronaviurs en China va a venir a Barcelona? ¿Qué sentido tiene eso cuando las propias instituciones del país asiático no dejan moverse a esas personas? Ciertas afirmaciones que querían apaciguar los ánimos, solo hicieron que aumentase el pánico.
Por otro lado, tampoco desde el Gobierno español se protegió suficientemente el congreso. Si no, no se explica porqué se estaba celebrando un evento en Amsterdam -sin imágenes masivas de asistentes con mascarilla- mientras se anulaba el MWC. Ciertamente Catalunya no es un estado independiente, pero en ocasiones la lejanía que hay entre Madrid y Barcelona hace que lo parezca.
Pero hay responsabilidades para dar y repartir. Parece que la tensa relación que hay entre China y Estados Unidos se encuentra en la antesala de la anulación del evento. Huawei, la mayor empresa del gigante asiático, abogaba por seguir con la celebración del evento mientras una larga lista de compañías de todo el planeta se daban de baja. En ese sentido, es una victoria americana que impone su relato y una derrota para China, obviamente, pero también para una Europa incapaz de imponer sus prioridades. |