La era de la éticaEscrito por Tecnonews el 09/06/2020 a las 17:39:001790
Hace tiempo que quedó atrás ese momento de celebración de las nuevas tecnologías en el cual, cualquier nuevo desarrollo que aparecía, era tomado de forma acrítica tanto por la industria como por los consumidores. Tras escándalos como el de Cambridge Analytica resulta difícil afirmar que la revolución digital es positiva per se. Otras situaciones como el despliegue de medios llevado a cabo por China para controlar a su población o la igualmente inmoral vigilancia de la NSA hacia la sociedad estadounidense han supuesto un duro varapalo para un sector que era la niña bonita de cualquier país que se quisiera enfocado hacia el futuro. Todo ello es herencia de un mundo que podríamos llamar postsnowden.
Es por este motivo que cada vez son más las compañías que apuestan por echar el freno y reflexionar sobre sus códigos éticos. Recientemente ha sido IBM, una firma que quiere convertirse en el baluarte del buen hacer, quien ha anunciado que dejará de desarrollar tecnologías de reconocimiento facial. El motivo de esta decisión es que este tipo de tecnología aumenta el sesgo racial y disminuye enormemente la libertad individual ciudadana. Según un estudio del MIT las mujeres negras tienen un 35% de posibilidades de ser confundidas por una cámara de reconocimiento facial que funcione con inteligencia artificial. A lo sumo, eso hace que sean mucho más vulnerables ante la policía ya que podrían ser denunciadas sin haber cometido ningún delito.
Por otro lado, en Estados Unidos ya existen algunas ciudades que han prohibido por ley la utilización por parte de la policía de sistemas de reconocimiento facial. San Francisco fue la primera mientras que otras como Oakland o Berkley han seguido los pasos de la cuna de la revolución digital.
Cuando una tecnología es capaz de llevar al equivoco, la industria debería reflexionar sobre los límites de esa tecnología y en este caso será interesante ver hasta qué punto las empresas toman la ética como un valor añadido. Del mismo modo, los consumidores deberían hacer lo propio y presionar para que las empresas no jueguen con tecnologías que tienen errores. |