En muchos países de Europa existe. De la misma forma en las comunidades de Andalucía, Catalunya y Navarra también opera. Parece raro pues que en España sea tan sólo un proyecto de viabilidad poco fiable.
Nos referimos claro está a un consejo audiovisual que regule los contenidos de esta índole y que sancione a las operadoras cuando estas rebasen con sus acciones los marcos impuestos por la ley.
El grupo socialista hoy en día en la Moncloa había impuesto en su agenda política la creación del CEMA. Un organismo que en sus siglas significa Consejo Estatal de Medios Audiovisuales, que cumplía los requisitos antes nombrados y que estaba siendo impulsado desde el ministerio de presidencia por la ex vicepresidente María Teresa Fernández de la Vega.
Ahora y después de seis meses de trabajo, con un nuevo vicepresidente, Ramón Jáuregui, el proyecto queda en suspense por razones extrañas que desde un diario de NNTT no entendemos demasiado bien. Resultan raras expresiones que surgen desde el PSOE, como afirmar que en el umbral de las elecciones, resultaría demasiado costoso iniciar una batalla para que se aprobara la creación del CEMA. Sin duda una frase que demuestra el poco interés de la política por llevar a cabo proyectos necesarios para el progreso social y que reitera el fervoroso interés que los partidos políticos españoles tienen en ganar las elecciones y no en desarrollar planes de futuro.
Hay que tener en cuenta que desde el gobierno existe una voluntad clara de hacer prosperar el proyecto aunque ahora esté en una fase de congelación.
Por otro lado el partido mayoritario de la oposición se sitúa en la negativa de crear tal organismo y ya se posicionó en contra en el momento de la creación ideal del CEMA. Sus motivos tampoco quedan demasiado claros. No sabemos si el PP se posiciona en contra por su naturaleza política o si a regañadientes no acepta la creación del CEMA por haber sido excluido de la creación de tal proyecto en el que el PSOE ha decidido iniciar solitaria cruzada.
En resumen, todo es turbio en este proceso que desde nuestro semanario dedicado a las NNTT creemos indispensable.
Queremos ser europeos y en ocasiones nos autonombramos europeítas pero no creemos en los organismos del viejo continente que allí por lógica aplastante funcionan. No vale afirmar que es necesaria la regulación del sector audiovisual y luego por colores políticos o razones de tal talante posicionarnos en contra de esa necesidad.