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Va a ir a más

Escrito por tecnonews el 03/07/2024 a las 00:22:47
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Desde que el mundo es mundo han existido estafas, personas que mediante el engaño intentan sacar dinero de forma ilícita a otras personas. Con la llegada de las nuevas tecnologías, las estafas, reconvertidas en ciberestafas, se han expandido por la red. ¿Quién no ha escuchado nunca una historia de un conocido o de un familiar al cual le han sacado dinero a través del mundo digital?

 

La más reciente y notable en nuestras tierras es la campaña de ciberestafa en la que los ciberdelincuentes se hacían pasar por la Dirección General de Tráfico (DGT) para enviar a los usuarios a sitios maliciosos mediante un SMS. Allí los estafadores obtenían los datos bancarios de los internautas. Lo cierto es que el delito apelaba a nuestros miedos más atávicos. Cuando recibimos un mensaje de Tráfico, lo primero que sentimos es pavor. ¿Me habrán puesto una multa? Por ese motivo tantas personas cayeron en las redes de los delincuentes y la misma DGT se ha visto obligada a emitir un comunicado donde avisa que no envía nunca SMS a los ciudadanos.

 

Este casi es solo un ejemplo de lo que puede pasar en el futuro. Cada vez estamos más expuestos a los cibercriminales por distintas razones. La primera de ellas está clara: nuestra vida digital se ha ampliado en 20 años de una forma que nunca llegaron a intuir los padres del mundo online. Ya no solo nos comunicamos o consultamos información en la red, sino que ahora tenemos nuestra vida económica, nuestro trabajo, nuestras fotos personales o nuestra actividad física en internet. Eso genera datos y datos que pueden ser usados en nuestra contra.

 

El segundo de los motivos tiene que ver con las técnicas cada vez más sofisticadas de engañarnos. Copiar de un modo idéntico la identidad corporativa de una empresa o una institución está al alcance de cualquier diseñador de medio pelo. Con todo, lo peor está por llegar, pues cuando la inteligencia artificial mejore, nada nos hace pensar que algún día recibiremos un audio de voz o incluso un vídeo de nuestra pareja o nuestros padres pidiéndonos las claves de acceso de nuestro banco.