Airbus, la multinacional europea del sector aeroespacial, ha presentado una serie de diseños conceptuales de cómo podrían ser las aeronaves comerciales del futuro para alcanzar las cero emisiones.
Son tres diseños distintos que representan otros tantos caminos adoptados para llegar a la misma meta, tanto en términos de la tecnología empleada, como de la configuración aerodinámica, pero que reciben el mismo y explícito nombre en conjunto: ZEROe.
El nexo común entre los tres diseños es que todos basan su fuente de energía en el hidrógeno, un elemento en el que Airbus se ha apoyado en el firme convencimiento que es la solución idónea para la descarbonización de la industria aeronáutica.
El primero de estos diseños presenta un aspecto muy similar a los actuales aviones comerciales, con una capacidad para entre 120-200 pasajeros, y se basa en un diseño de turbofán (turboventilador). Tiene un alcance de más de 2.000 millas náuticas (unos 3.700 kilómetros), y está equipado con una turbina de gas modificada para funcionar con hidrógeno en vez de combustible.
El segundo diseño está basado en turbohélices, y ofrece capacidad para hasta un centenar de pasajeros con un alcance de más de 1.000 millas náuticas (más de 1.800 km). Mientras que el anterior diseño está pensado para poder abarcar viajes intercontinentales, el presente ha sido pensado más bien para viajes cortos.
Y dejamos para el último el diseño más innovador, una evolución del diseño de ala volante que se inventara en la década de los 40 y que actualmente se emplea en aviones militares (como el bombardero B2 norteamericano), pero “a lo grande”, con capacidad para hasta 200 pasajeros.
En este último diseño, la excepcional anchura del fuselaje permite jugar con diversas opciones de almacenamiento y distribución del hidrógeno, así como el diseño de la cabina.
Y, a partir de aquí, ¿qué? Desde Airbus manifiestan que esperan poder poner en servicio alguno de estos diseños en una ventana de tres lustros, es decir, en 2035.