Un reciente estudio llevado a cabo por el prestigioso MIT y la Universidad Politécnica de Madrid, revela el potencial de la tecnología Blockchain para asegurar y verificar las comunicaciones intercambiadas en una flota de vehículos autónomos con una estructura líder-seguidor.
La tecnología Blockchain pasa por ser, actualmente, la más segura a la hora de almacenar información, y se basa en una red distribuida que fuerza a un atacante que quiera alterar la información que contiene, a hacerlo simultáneamente en todos los nodos, lo cual ahora mismo es imposible por potencia computacional.
Si bien los resultados del estudio se basan en el análisis de un problema de tipo BFTL (Byzantine Follow The Leader) en el que una serie de drones ‘líderes’ envían direcciones para que los seguidores lleguen a unas coordenadas determinadas.
Este ejemplo concreto se explica, por ejemplo, en el caso de drones de detección y seguimiento de incendios forestales, o incluso para llevar productos químicos que faciliten su apagado.
No obstante, su utilidad práctica podría ser mucho mayor, y afectar a las soluciones de trenes logísticos autónomos (varios camiones que se siguen mientras circulan por autopista/carretera), o a la circulación de vehículos autónomos en entornos urbanos.
En todos estos es escenarios, es fácil imaginar el caos que sembraría una desinformación propagada por un ‘líder infiltrado’: los drones antiincendios acudiendo a un lugar en el que no pasa nada en vez de dirigirse al incendio, o un monumental atasco -si no algo peor- en el caso del tráfico rodado en la ciudad.
La solución propuesta por el MIT y la Universidad Politécnica de Madrid se basa en primer lugar en la seguridad intrínseca de la Blockchain, y en que al guardar un registro completo de todas las transacciones (en este caso, comunicaciones), puede trazar las inconsistencias.
En esta última casuística, por ejemplo, podría permitir detectar que si los líderes han enviado siempre instrucciones para que los drones se dirijan hacia el este, uno de ellos empiece a ordenar que se dirijan hacia el oeste, en dirección contraria.
El sistema creado por los investigadores otorga tokens que permiten enviar la información y que esta sea tenida en cuenta por los demás drones. Y, cuando se descubre que uno de los aparatos ‘miente’, se le restan tokens, con lo cual, los intentos de intromisión en el diálogo entre drones y la manipulación de la información cruzada entre ellos, tienen un límite, ya que cuando los drones pirateados se quedan sin tokens, dejan de poder comunicar mensajes a los drones seguidores.