Aunque llevamos pocos días de 2021, ya ha ocurrido un evento especialmente impactante, cuyas imágenes han dado la vuelta al mundo: el asalto al Capitolio por parte de seguidores pro-Trump el pasado día de Reyes, 6 de enero.
Aquel día, algunos de los asaltantes colgaron fotos en las redes sociales, hechas por ellos mismos tanto en el exterior como en el interior del edificio, e incluso retransmitieron por streaming en directo a través de Internet los acontecimientos, haciendo gala de su “hazaña”.
Estas mismas imágenes fueron utilizadas, a lo largo de la misma jornada, por los periodistas y medios de comunicación para cubrir el suceso, y más tarde fueron también aprovechadas por los cuerpos policiales para identificar a varios de los asaltantes y utilizarlas en su búsqueda.
Pero otras personas también se han lanzado en pos de coleccionar estas imágenes, con una finalidad distinta a la de los dos colectivos que acabo de mencionar: son los archivistas, y lo hacen por su valor histórico, tal y como explica la revista Vice.
En plena era de la información, y con cada ciudadano ‘armado’ de un smartphone con cámara y conexión a Internet, el material gráfico sobre cualquier evento puede abundar de forma muy fácil. Sólo que, en este caso concreto existía un hándicap: los propios protagonistas empezaron a eliminar vídeos y fotos, amenazados de que se constituyeran en pruebas para detenerlos (algo que así ha acabado sucediendo), cuando no fueron las propias redes sociales las que, a petición de otros de sus usuarios, las que los han ido retirando.
El movimiento para preservar ese retazo de nuestra historia contemporánea más inmediata se inició a través de un hilo de Reddit, a través del cual se coordinaron los esfuerzos de preservación.
El colectivo de periodistas profesionales y ciudadanos Bellingcat también se sumó a la iniciativa, realizando una llamada para que los internautas descargaran en sus ordenadores y preservaran los contenidos que fueran hallando en las redes sociales a medida que los fueran encontrando.
A partir de aquí, el recopilatorio creció hasta tal punto que se movió a un servidor de MEGA, en el cual en el momento de escribir estas líneas, ya se encuentran más de 500 Gigabytes almacenados de vídeos y fotos, clasificados por servicios como Twitter, YouTube, Twitch, Instagram, Parler, o incluso ficheros de texto.
¿Qué se hará con todo este contenido audiovisual? Pues, para empezar, es carne de bibliotecas y archivos que lo puedan poner a disposición de toda la ciudadanía, así como de los medios de comunicación. Específicamente, también se ha citado Internet Archive, una entidad que busca preservar el legado digital de la humanidad.