Llega un punto en el que las noticias sobre nuevas y revolucionarias tecnologías de baterías que van a suponer una disrupción en el mercado, cansan. Y cansan porque no acaban nunca de materializarse.
No obstante, esto podría cambiar en un futuro próximo gracias a un elemento del que, además, tenemos en abundancia. Porque el litio que actualmente se utiliza en nuestras baterías (de ión de litio, Li-Io) es, en primer lugar, muy contaminante de extraer y, en segundo, no suficientemente abundante como para cubrir la demanda a largo plazo. Dicho elemento es el potasio.
A diferencia del litio, el potasio (símbolo químico: K) es muy abundante en nuestro planeta; de hecho, es el séptimo elemento más abundante en la tierra, con una abundancia del 2,58% en la corteza terrestre. El sexto es el sodio, que también tendrá un papel en nuestra historia, con un 2,75% de abundancia en la corteza de nuestro planeta.
Las baterías de ión de potasio (K-Io) presentan varias ventajas ante sus homólogas en las que se emplea el litio, e incluso sobre aquellas en las que se utiliza el sodio en vez del litio (Na-Io), siendo el primero de ellos que no contienen elementos tóxicos.
Además, los bajos potenciales de los electrodos estándares que presentan los electrodos K/K+ conducen a altos voltajes operativos, comparables a los que se observan en las baterías que utilizan el litio.
Lo que es más: los iones K+ exhiben una difusión iónica en electrolitos más veloz, debido a una interacción más débil con solventes y aniones que aquella que presentan los iones Li+, la cual cosa es esencial para poder construir baterías K-Io de alta potencia.
Esto es lo que explica un estudio llevado a cabo por varios autores y publicado por la American Chemical Society, en el cual se revisan concienzudamente los materiales electromecánicos para construir baterías K-Io, incluyendo en esto los materiales para los electrodos y los electrolitos.
En el mismo documento, también se da un repaso a los recientes logros en este terreno, y a los problemas que quedan todavía por superar para poder lograr la producción de baterías basadas en potasio de forma masiva.
La minería y el procesado del potasio, además, provoca como residuo cantidades de cloruro de sodio, que se puede aprovechar para fabricar baterías basadas en el sodio.
Además, las baterías de ión de litio utilizan cobalto, un mineral que desde 1940 ha experimentado un crecimiento en su demanda que se ha disparado a partir de mediados de la década de los noventa del siglo XX, y cuyo principal extractor es la República Democrática del Congo, un país envuelto en múltiples conflictos, en los cuales juegan un papel importante sus ricos recursos naturales.
El mercado del cobalto seguirá activo, pues es un mineral que se emplea por ejemplo en la producción de superconductores, en la industria petroquímica, para la realización de pigmentos y pinturas, e incluso en el ámbito de la medicina.
