Es posible que antes que una inteligencia natural (y, más concretamente, humana) ponga el pie en el planeta Marte, lo haga una inteligencia artificial, según explican en el sitio web Space.com, en el cual se preguntan si dicha IA podría ser ChatGPT, el popular chatbot que está haciendo furor en Internet.
Equipar un vehículo robotizado con un motor de IA que es capaz de discurrir con cierta lógica, puede presentar muchas ventajas sobre los modelos de automatización tradicionalmente vistos hasta ahora en la exploración espacial; por ejemplo, un robot maniobrando en la superficie de Marte, con un cerebro basado en ChatGPT o un modelo similar, y dotado de un conjunto de dispositivos científicos, podría analizar lo que vaya encontrando sobre la marcha, y analizando y evaluando la información para acabar produciendo un documento legible en la Tierra por parte de seres humanos.
Es decir: sería como tener un científico en Marte redactando los ‘partes’ de misión, tras analizar los materiales recabados por el robot.
Para contrastar si esta escena sería posible en un futuro próximo, Leonard David, periodista especializado en exploración espacial y columnista de Space.com, se puso en contacto con varios investigadores para preguntarles sobre esta visión, obteniendo respuestas que evidenciaron que, si bien los científicos no están en contra del uso de IA en la exploración espacial, sí dudan de que estos sistemas puedan sustituir completamente a los seres humanos en esta área.
Sercan Ozcan, lector de Gestión de Innovación y Tecnología en la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido, opina que aunque es posible, podría haber información engañosa, ya que ChatGPT no es 100% preciso y es propenso a "alucinar".
Ozcan no está seguro de si ChatGPT sería de utilidad, si no es que hay un volumen previo de trabajo para que analice y emule. Cree que los humanos todavía pueden hacer un trabajo mejor que el popular chatbot, aunque sea más lento. Su consejo es el de no utilizar ChatGPT "en áreas donde no podemos aceptar ningún error".
También Steve Ruff, profesor asociado de investigación en la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe, expresa escepticismo ante cualquier IA, entrenada en observaciones existentes, que pueda ser utilizada para interpretar con fiabilidad nuevas observaciones sin la intervención humana, especialmente con nuevos conjuntos de datos de instrumentos que no han estado disponibles previamente.
Nathalie Cabrol, directora del Centro Carl Sagan para la Investigación en el Instituto SETI en Mountain View, California, responde con otra pregunta, esta más profunda: ¿en qué mundo queremos vivir? La científica sostiene que la IA es una herramienta formidable y debería ser utilizada como tal para apoyar a los seres humanos en sus actividades, sin embargo, también advierte que estas herramientas son como espadas de doble filo y a veces llevan a las personas a empezar a pensar "absurdidades", aunque también ve espectros de "transhumanismo" en todo esto.
Amy Williams, profesora asistente de Ciencias Geológicas en la Universidad de Florida en Gainesville y científica participante en las misiones de los rovers Curiosity y Perseverance de la NASA que están explorando Marte, halla curioso que, aún debatiendo sobre la definición de la vida tal como la conocemos -en referencia a la búsqueda de formas de vida en el planeta rojo-, comencemos a utilizar una herramienta que también desafía nuestra definición de vida en dicha búsqueda.
Williams también explica que la primera vez que utilizó ChatGPT fue para preparar una respuesta a la pregunta: "¿Qué moléculas orgánicas han encontrado los rovers en Marte?", un tema relacionado con su campo de especialización. Según la misma, dicha experiencia fue esclarecedora, ya que ChatGPT le proporcionó una serie de declaraciones robustas y apropiadas para un resumen que podría utilizar en una charla divulgativa sobre las moléculas orgánicas en Marte.
Sin embargo, Williams también se percató de las limitaciones de esta herramienta, ya que solo podía acceder a datos hasta septiembre de 2021, lo que se conoce como "corte de conocimiento". Esto significa que las respuestas de ChatGPT no abarcaron la totalidad de los resultados publicados sobre las moléculas orgánicas en Marte que ella conoce desde 2021.
Aunque Williams no es una experta en inteligencia artificial o aprendizaje automático, piensa que las futuras versiones de ChatGPT probablemente podrán incorporar datos más recientes y generar una síntesis completa de los resultados más recientes de cualquier exploración científica.
Sin embargo, Williams ve estas herramientas como complementos del trabajo humano, y no como sustitutos. Dada la limitada capacidad de transmisión de datos de nuestra actual Red de Espacio Profundo, le resulta difícil imaginar cómo se podría cargar la base de conocimientos para algo tan complejo como los datos actuales e históricos.
Podemos llegar a la conclusión de que ChatGPT puede asumir determinadas tareas, pero que al final los datos obtenidos por los robots de exploración, siempre deberán ser procesados por personas.