Xiaomi, Huawei, Tencent, Alibaba o ZTE son algunos de los nombres de la pujante industria tecnológica china, que ya hace tiempo que le hace sombra en todos los campos al tejido empresarial tecnológico occidental y, más concretamente, al norteamericano, una de las motivaciones de la guerra comercial existente entre ambas potencias globales, pese que dicho conflicto parece lo último que estas desean, siendo más propensas a una cooperación que beneficia a todos.
Es en este marco de conflicto abierto que debe entenderse la apertura del nuevo mercado tecnológico de la bolsa de Shanghai, el cual ha sido bautizado como Star Market, y que busca ser la alternativa “made in China” al célebre Nasdaq norteamericano, respaldado por un gobierno que, de comunista, ya tiene poco más que el nombre y ciertas formas político-sociales, pero que en lo económico es más capitalista que la meca del capitalismo contra la cual lucha enconadamente.
El Nasdaq chino -las comparaciones son odiosas, pero inevitables en este caso- abría sus puertas este pasado lunes día 22 en medio de una gran expectación, pero todavía sin las grandes firmas chinas del sector (las cuales he mencionado al principio de este mismo artículo), que o bien no han salido a bolsa, o bien cotizan en el famoso mercado estadounidense, o en el parquet de Hong Kong, y que parecen preferir jugar sobre seguro.
Entonces ¿quién cotiza en este parquet? pues, por el momento, son una cuarta parte del centenar de empresas que han solicitado su adhesión a dicho mercado de acciones, y ante las cuales se presentan unas condiciones similares a las que solicitan los antes mencionados mercados de Nueva York y Hong Kong.
La idea es la de proporcionar un entorno local en el cual conseguir financiación sin tener que marcharse a un país extranjero (el cual, además, se encuentra enfrentado a China), o a Hong Kong, cuyo futuro dentro del marco “un país, dos sistemas” puede no quedar claro a algunos inversores tras las ostensibles protestas de estas últimas semanas y la sombra de una posible intervención china de una u otra forma.
El objetivo final, pues, es que los chinos ricos dispongan de un mercado en su mismo país en el cual invertir y, además, hacerlo también en empresas domésticas, de forma que todo quede en casa. El próximo paso, con lógica, sería atraer a las marcas que ahora mismo están cotizando en el Nasdaq o en Hong Kong.
Impulsado por la propaganda gubernamental, el estreno del Star Market no podía ser más espectacular, cerrando la jornada del lunes con un beneficio medio del 140%, y con casos puntuales de empresas que llegaron a cotizar más del 500% en algunos momentos del día.
¿Qué influencia puede tener a partir de aquí el Star Market? China es, a todas luces, una potencia comercial global, y más en el ámbito tecnológico. Tras el traspiés de Huawei (provocado por la administración norteamericana) que debería dar paso a una lenta recuperación de esta fabricante en el mercado, la guerrea comercial entre ambos gigantes continúa, por lo que sin duda tendrá una cierta importancia estratégica la existencia de un mercado bursátil tecnológico pero, hasta qué punto, es realmente impredecible.
Ni siquiera es posible afirmar que va a continuar con éxito pero, lo cierto, es que de momento ya ha dado el título de billonario (o multimillonario, si lo prefieren, por aquello de la diferecia entre el billón anglosajón y el nuestro) a un pequeño y privilegiado grupo de inversores y empresarios chinos que no se han visto obligados a salir de su país para invertir.