En unos años, preguntarle a nuestro smartphone por qué nos encontramos mal, y qué es lo que tenemos, podría dejar de ser una mera pregunta retórica similar a la que Hamlet se hacía dirigiéndose a la calavera del bufón Yorick.
Y es que la voz de cada persona cambia ligeramente si esta sufre alguna enfermedad, ya sea física o mental, además de los cambios normales producidos por la edad. Y, por ello, y según nos explican en este extenso artículo de WebMD -medio online especializado en información sobre salud y medicina-, cada vez hay más médicos que buscan utilizar la voz como biomarcador para la identificación de posibles desórdenes de la salud en sus pacientes.
Ello es debido a que, en el proceso de hablar, intervienen varias partes del cuerpo, como los pulmones, el cerebro, la boca, o la laringe, y una afectación a una de estas áreas se manifiesta en una afectación del producto final del mecanismo del habla: la voz.
Y aquí es donde entra en juego el smartphone, una herramienta con capacidad para captar la voz, y con la potencia suficiente para analizarla o mandarla a la nube para que un sistema de inteligencia artificial la analice en busca de síntomas e indicadores de diversas dolencias.
El NIH (National Institutes of Health) norteamericano, parte del Departamento de Salud del gobierno estadounidense, junto con diversas universidades y centros de estudios y desarrollo privados, ha lanzado un proyecto de investigación para materializar precisamente esto, que nuestro teléfono sea capaz de analizar qué nos pasa con sólo oír nuestra voz.
Las ventajas del uso de smartphones para llevar a cabo esta tarea son múltiples: en primer lugar porque es un dispositivo que cada vez tienen más personas y es fácil de utilizar, además de facilitar la toma de muestras a domicilio, sin tener que desplazarse al centro médico, e incluso de forma muy continua, con muchas muestras tomadas en un breve espacio de tiempo.
Por todo esto, el análisis de la voz mediante el smartphone puede convertirse en una herramienta básica de las prácticas de telemedicina y teleasistencia, por ejemplo, para gente mayor con dificultades para desplazarse, o bien para las personas que viven en lugares remotos de difícil acceso. Planificar la necesidad de una evacuación en estos casos para prevenir la gravedad de una dolencia, puede ser algo de gran utilidad para salvar vidas.
Pero es que, además de debidas a dolencias físicas, las alteraciones de la voz también pueden ser una consecuencia de los desórdenes mentales, por lo que la aplicación de esta tecnología se puede dar también en el ámbito de la psiquiatría.
La fase en la que se encuentra actualmente el proyecto del NIH es la toma de muestras y el desarrollo de algoritmos para su análisis.