¿Va a visitar los Emiratos Árabes Unidos en los próximos meses? Pues, antes de tomar el avión de ida, repase sus tuits... de los últimos años.
Inside Arabia, un magazine online de noticias y análisis sobre el oriente medio y el norte de África, explica la historia del doctor Richard Kharrat, un ginecólogo libanés que fue detenido a principios de este mes de abril. Su delito: publicar chistes a costa de la familia real emiratí en su cuenta de Twitter, dos años antes.
Kharrat fue detenido en su hotel en Abu Dhabi, y desde Inside Arabia señalan dos hechos relevantes al respecto, siendo el primero de ellos el endurecimiento de las políticas represivas del gobierno emiratí desde las revueltas de la Primavera Árabe. Pese a que el país quedó al margen de las principales corrientes revolucionarias, algunos activistas se manifestaron públicamente a favor de un cambio de régimen (los Emiratos son, oficialmente, una monarquía semi-constitucional parlamentaria, aunque con un fuerte control por parte de la familia real).
Estos activistas fueron perseguidos y castigados para disipar cualquier otra veleidad revolucionaria entre el pueblo. Además, el régimen se ‘bunquerizó’, incrementando la represión y controlando más las redes sociales, uno de los motores de las revueltas de la Primavera Árabe.
El segundo hecho relevante respecto a la detención del doctor Kharrat es una estadística citada por el rotativo online, que data de 2014, y que indica que el 87% de las personas que están en prisión en los Emiratos son ciudadanos de fuera del país.
Esto nos permite cuestionarnos nuestro viaje a dicho país si en el pasado hemos escrito algo en nuestras redes sociales que las autoridades emiratíes puedan resultar injurioso, algo no menospreciable.
Desde Inside Arabia también se hacen eco de las opiniones de diversos analistas que teorizan que el doctor Kharrat podría no ser más que una víctima colateral de un conflicto diplomático entre Beirut y Abu Dhabi sobre la guerra en Yemen
Finalmente, el artículo del rotativo cita unos cuantos ejemplos más tanto de ciudadanos emiratíes como de extranjeros, que han sufrido todo el peso de la ley por contenidos que han publicado en las redes sociales, algunos de denuncia, mientras que otros no pasaban de anecdóticos, dando a entender con ello la arbitrariedad del regimen.
