No cabe ninguna duda que la inteligencia artificial está revolucionando prácticamente todos los sectores productivos a todos los niveles, y más que veremos en el futuro, pero el más afectado es el de la propia tecnología, que convierte la IA en una realidad y, a la vez, se beneficia de ella. Y, dentro de este sector tecnológico, la disciplina de la programación está especialmente sujeta a los cambios que puedan desprenderse de la introducción de asistentes de IA.
Un buen ejemplo de ello es Cursor, un nuevo editor de código fuente que se ayuda de la IA para permitir al desarrollador abstraerse de la parte más tediosa y repetitiva de la tarea de programar, para automatizar parte del desarrollo mediante código generado de forma automática por la inteligencia artificial.
Para ello, utiliza el modelo GPT de OpenAI, en el cual se basa el conocido chatbot ChatGPT. De Cursor tenemos tres versiones: una gratuita, que permite cincuenta consultas a GPT-4 con una velocidad de resultado lenta y doscientas mensuales a GPT-3.5, una de 20 dólares mensuales que nos da consultas ilimitadas a GPT-3.5 y a GPT-4 en modo lento más quinientas consultas a GPT-4 en modo de respuesta rápida, y otra que por 40 dólares mensuales nos ofrece barra libre de uso de los distintos modelos GPT.
Las funcionalidades que este editor de código ofrece a los programadores mediante inteligencia artificial pasan por la mejora del código ya desarrollado, así como por la generación de código fuente desde cero, partiendo de una descripción en lenguaje natural de lo que dicho código debe hacer.
También, y siempre en lenguaje natural, podemos solicitarle cosas al editor como en cualquier otro chatbot como, por ejemplo, que repase el código de nuestra aplicación para hallar posibles bugs, o bien que analice aspectos concretos o generales de nuestro código, y los comente, como si conversáramos con otro programador que lo estuviera revisando.
De hecho, las herramientas para detectar y corregir errores en el código parecen ser las que más han preocupado a los desarrolladores de Cursor, con lo que los programadores disponen de varias a su alcance.
Otra de las funcionalidades de la IA de este editor de código que los desarrolladores hallarán más interesantes es el análisis de librerías externas, que les proporcionará información sobre cómo integrarlas en sus proyectos.
Cabe señalar que el código fuente generado mediante inteligencias artificiales está sujeto a cierta polémica, ya que no es un código optimizado (su rendimiento puede mejorar si lo repasa un programador humano para optimizarlo), no está exento de bugs, y la práctica se encuentra sujeta también a la polémica de si va a ayudar al sector, o bien a suponer la reducción de la fuerza laboral, sustituida en parte por el desarrollo automático de código.
Por el momento, los analistas del mercado laboral del sector de la tecnología, apuntan que el uso de IA para la generación automática de código es una herramienta que puede permitir el acceso a la programación de personas inicialmente ajenas a dicha profesión, y ello puede ayudar a paliar la escasez de personal que sufre dicho sector, como una herramienta low code más. No obstante, es demasiado pronto como para rebatir o confirmar dicha afirmación.