Tras dejar Konami en 2015, Hideo Kojima (responsable de algunos de los episodios de la saga Metal Gear) fundó su propio estudio, Kojima Productions, con el que ha lanzado su aventura más personal: Death Stranding.
Este título tiene una clasificación difícil en las categorías establecidas del mundo de los videojuegos, y con el tiempo ha creado una legión de fieles seguidores incondicionales. Protagonizado por el actor Norman Reedus, conocido por su papel en la serie The Walking Dead, su acción se sitúa en un mundo post-apocalíptico y consiste en un viaje de descubrimiento que, en realidad, nos habla de las conexiones de la gente.
Claro que, con un juego tan diferente, el mensaje recibido puede variar de uno a otro jugador, como los cuadros abstractos.
Una de las características de Death Stranding es el esmero y cuidado que la productora ha puesto en el apartado estético y, sobre todo, que este pueda correr fluidamente sobre el hardware.
Hasta ahora, dicho título se encontraba disponible exclusivamente para la plataforma PlayStation 4. Como bien nos explica este artículo de la CNN, desarrollar un juego para un modelo de videoconsola en concreto tiene una gran ventaja: que los desarrolladores conocen de antemano el hardware del dispositivo sobre el que va a funcionar.
Llevar el juego al mundo del PC representa una dificultad añadida: que nunca sabes con qué hardware va a contar exactamente el jugador. Las combinaciones de microprocesador y tarjeta gráfica son casi infinitas y, si a ello le añadimos el formato y tamaño del monitor, el número de posibilidades se dispara.
Así que el equipo de Kojima Productions ha volcado la mayor parte de sus esfuerzos en realizar un port de Death Stranding que funciona de forma fluida en un PC. De esta forma, puede aprovechar los monitores que sean capaces de funcionar a frecuencias de refresco superiores a os 60 Hz (siempre y cuando la tarjeta gráfica también lo permita).
Y los poseedores de un monitor de formato ultra ancho podrán disfrutar también de un mayor campo de visión en el entorno virtual del juego, un mundo abierto que podemos (y, de hecho, debemos) explorar.
Toda una aventura que trasciende más allá de lo que es el puro entretenimiento de un videojuego para entrar de lleno en el campo del arte.