Pese a que su utilidad real ha sido ampliamente cuestionada, los termómetros que permiten medir la temperatura de las personas a distancia, y que se presentan en un formato similar al de una pistola, se han vuelto populares gracias a las imágenes de la lucha contra el COVID-19 (Coronavirus) que se vieron procedentes de China en las primeras fases de la epidemia.
Según informan en Abacus News, poniendo algunos ejemplos concretos, ciudadanos chinos han sido estafados al intentar comprar por Internet partidas de estos dispositivos. Partidas que resultaron ser inexistentes.
Quien más, quien menos, todos hemos escuchado alguna historia sobre personas que han realizado compras online, sólo para recibir en sus domicilios cajas con piedras o reproducciones baratas de lo que pensaban haber comprado. En Shenzhen, y según explica la misma publicación, la policía atendió el caso de un hombre, que respondía al nombre de Yuan, quien compró a través de WeChat un supuesto paquete de estos artefactos, por un valor equivalente a 8.640 dólares americanos.
Todo lo que recibió en su casa fue un paquete de galletas con basura dentro.
En el mismo artículo se citan casos en Sichuan, Hangzhou, Xinjiang y la provincia de Hubei (epicentro de la pandemia, y cuya capital es Wuhan).
Los casos de scam que se han producido en China responden al patrón de aprovecharse de una necesidad no cubierta de la población: disponer de elementos de protección y detección de la enfermedad, que se han acabado en las tiendas.
La misma Abacus indica que las estafas con los termómetros son las sucesoras de las estafas con las mascarillas, que también han sido utilizadas por los scammers.
En Europa no estamos, a priori, libres de estas tretas, aunque por ahora, y con el comercio fuera de juego por la cuarentena, las estafas son poco más o menos que imposibles. Pero pongámonos en el escenario de cuando el confinamiento finalice y, por fin, podamos salir a la calle, las tiendas vuelvan a abrir, y los servicios de paquetería vuelvan a funcionar con normalidad.
¿No querremos proteger a nuestra familia? ¿No habrá mucha gente dispuesta a comprar mascarillas, termómetros u otros utensilios que sirven -o ellos piensan que sirven- para protegerse o detectar la enfermedad?
Los scammers se aprovecharán del miedo, la información difusa y excesiva que en muchos casos induce a errores, y que estos días circula por WhatsApp y otras redes sociales.
Será entonces nuestro turno, el de los ciudadanos, para evitar caer víctimas de este tipo de estafas. Sepamos estar a la altura, tanto hoy, sin salir de casa, como cuando ya podamos por fin salir a la calle.