La Oficina del Comisario Británico de Información (ICO) ha denunciado el intento de Google de camuflar una modificación de su nueva política de publicidad (que deberá entrar en vigor el próximo 16 de febrero) mediante la cual permitirá a los anunciantes utilizar huellas digitales para identificar a los usuarios en la red, un método que se basa en diversas señales de uso, como la dirección IP, la ubicación o el sistema operativo, entre otras. Los diferentes mecanismos de esta técnica permiten incluso la identificación entre varios navegadores, lo que dificulta eludir el seguimiento online.
Dicho cambio no es visible en la documentación principal de esta actualización, donde solamente se menciona brevemente que la política redefine los requisitos de uso de “señales de datos” por parte de los socios de Google. Sin embargo, el texto concreto de la nueva política no aparece directamente en esa misma página.
Al comparar la versión vigente con la que tiene que entrar en vigor a partir del 16 de febrero, se observan diversas modificaciones, entre ellas la relacionada con la identificación de los usuarios y su consentimiento.
Con anterioridad a este cambio, Google no permitía a los anunciantes remitir información que la compañía del buscador pudiera asociar con datos personales ni con la identificación permanente de un dispositivo, como el número de serie de un teléfono móvil. Sin embargo, esta segunda restricción ha sido suprimida en la nueva política, lo que significa que sí se autoriza identificar a los usuarios mediante los dispositivos utilizados y remitir dichos datos a Google con fines de seguimiento.
La relevancia de este cambio radica en que el rastreo mediante huellas digitales se complementa bien con otros métodos, aunque también puede emplearse de forma independiente. Muchas de estas soluciones presentan ventajas exclusivas para los anunciantes, ya que posibilitan la recolección de información sin necesidad de consentimiento explícito del usuario.
Los datos recopilados de esta manera se almacenan de forma remota, a diferencia de las cookies, que son más fáciles de eliminar por parte del usuario. Por ejemplo, el sitio web de la organización EFF ofrece herramientas para comprobar la protección frente a este tipo de seguimiento mediante cookies.
Por otro lado, esta técnica supone un cambio relevante en la relación entre empresas y usuarios, puesto que brinda a las compañías la posibilidad de monitorizar la actividad en línea sin que las personas puedan borrarla con la misma facilidad con que eliminan las cookies de su navegador.
Si bien con anterioridad, Google se había mostrado contraria al uso de esta tecnología para monitorizar las actividades de los usuarios en línea al considerarlo una forma de eludir la elección del usuario, la empresa explica ahora que dos factores han influido en su reconsideración: por un lado, los avances en tecnologías enfocadas a la privacidad y el auge de dispositivos y plataformas financiadas por anuncios y, por el otro, Google asegura que las llamadas tecnologías de mejora de la privacidad facilitan métodos nuevos para administrar y emplear los datos de manera protegida.
En el caso de que un usuario quiera contrarrestar las medidas trazabilidad por huella digital, existen bloqueadores de contenido capaces de limitar estos métodos de recolección de datos, y navegadores como Brave o Firefox incorporan defensas específicas contra este seguimiento, dificultando la tarea de asociar un perfil a una persona a través de señales del dispositivo.