El viejo sueño del movimiento perpetuo podría no estar lejos de ser una casi-realidad, y materializandose en forma de avión.
Por lo menos, en la mente y la mesa de dibujo del diseñador Michal Bonikowski, quien ha creado el Eather One, un avión eléctrico que se auto-alimenta en vuelo.
El principal problema de la aplicación de la tecnología eléctrica a la aviación es la autonomía que una sola carga puede dar al aparato, ya que no es posible montar una gran batería (debido a su peso) en las aeronaves.
Por ello, la recarga en vuelo permitiría alargar los trayectos, incluso llegándolos a hacer teóricamente infinitos.
El Ether One contará con nanogeneradores triboeléctricos en vez de tanques de gasolina, que permiten generar electricidad de la fricción del aire una vez ya en vuelo. De hecho, un avión posee múltiples superficies en las cuales puede instalarse lo necesario para la generación de electricidad y su conducción hasta un acumulador como una batería.
La visión de Bonikowski es que las baterías solamente lleven la carga necesaria para el despegue y el aterrizaje, y que durante el vuelo, la aeronave se mantenga con la energía recogida a su paso.
De hecho, la energía triboeléctrica presenta una gran ventaja sobre la solar, ya que el mecanismo generador funciona también de noche y en días nublados, así como durante episodios de lluvia.
Esta tecnología no es, aunque lo pueda parecer, nueva, habiéndose desarrollado desde el siglo XVIII y, de hecho, todos nosotros hemos experimentado alguna vez el efecto triboeléctrico en el que se basa: por ejemplo, al frotar fuertemente un globo contra un trozo de lana para luego acercarlo a otro objeto, al que se quedará pegado por la carga electroestática que le hemos generado.
El proyecto no ha pasado, por el momento, de unos espectaculares renders y una declaración de intenciones de su diseñador, pero teniendo claro que el futuro de los transportes no son los combustibles fósiles y que compañías de la talla de Airbus y Boeing están investigando la futura generación de aviones basados en tecnologías limpias, no creo equivocarme si digo que tal vez pronto veamos el proyecto de Bonikowski echar a andar.
O, más apropiadamente, “alzar el vuelo”...