Si ya es difícil que uno de los múltiples cables submarinos que transportan la señal de Internet entre zonas separadas por mares y océanos sufra daños, que esto pase en varios cables con horas de diferencia, levanta sospechas. Por esta vez, no obstante, todo parece haber acabado en una extraña casualidad, aunque en primera instancia se relacionaran los eventos con la guerra en Ucrania.
Según explican en Bleeping Computer, primero hubo problemas en algunos de los cables submarinos que parten de Marsella (Francia) hacia diversas destinaciones en otros lugares del mundo, como África, América o Asia. Marsella es el punto del Mediterráneo occidental que mayor concentración de cables submarinos presenta.
La consecuencia de dichos problemas fue un retardo global en algunas comunicaciones, con grandes latencias y pérdidas de paquetes.
La investigación posterior reveló que el problema no se había producido propiamente en los cables submarinos, sino en el enlace interior que llega a dichos cables (probablemente en la línea Lyon-Marsella), pero que acabó impactando en el rendimiento de dichos cables, especialmente en los que conectan Marsella con Barcelona, y la ciudad occitana con Milán.
La teoría del sabotaje, que ya salió a flote en algunos medios a raíz de este incidente, se reforzó temporalmente cuando en menos de 24 horas otro cable presentaba problemas: el que une las islas Shetland (al norte de Escocia) con el continente, provocando un malfuncionamiento en las comunicaciones que llevó a las autoridades a recomendar a la población de las islas que no realizaran llamadas telefónicas hasta que el incidente no estuviera resuelto.
Un miedo racional
La guerra en Ucrania y el presunto sabotaje del gasoducto Nord Stream 2 -cuya autoría todavía no ha sido aclarada- hicieron creer a no pocas personas, que dos incidentes en cables de datos tan alejados geográficamente, pero tan cercanos temporalmente, no podían ser casualitat y que podían estar relacionados con el conflicto bélico.
Este temor no es infundado, ya que dado el impacto de la red de redes en todos los ámbitos de la actual sociedad, y el papel insustituible que esta juega en todas las comunicaciones modernas necesarias para el día a día tanto en el plano laboral como el personal, las infraestructuras de comunicaciones se han convertido en un objetivo militar en una guerra abierta, o bien de acciones de sabotaje encubiertas en conflictos larvados.
Buena prueba de ello la tenemos en la redirección del tráfico de Internet en las zonas de Ucrania ocupadas por las tropas rusas, de la cual ya hablamos, para garantizar el control de los contenidos online y detectar comunicaciones de posibles grupos de resistencia.