Entrar en los Estados Unidos no es fácil -vale decir que como en muchos otros países-, pero si se consigue pasar el filtro de entrada como, por ejemplo, turista, quedarte ya es algo más fácil. Digamos que mientras no te “pillen”, puedes ir viviendo en EEUU.
Los visados de entrada tienen fechas límite, pero muchos son los supuestos turistas que acaban alargando su estancia más de lo que les está permitido; sólo en 2018, 666.582 personas que llegaron en avión o barco sobrepasaron el tiempo límite de su estancia en el país, lo que no quiere decir necesariamente que todos aspiren a quedarse residiendo en el país, pero desde el momento en el que sobrepasan su plazo de estancia permitido, se convierten en inmigrantes ilegales.
El problema del sistema de inmigración norteamericano es, según indican desde la revista digital Quartz, que está preparado para controlar quien entra, pero no cuando salen aquellos que han entrado.
Esto podría solucionarlo la inteligencia artificial y, concretamente, la visión por computadora: cuando un turista llega a los Estados Unidos, se le escanea el rostro en una de las cámaras presentes en los puestos de la aduana estadounidense. Al volver a ser escaneada a la salida, se puede contrastar si aquella persona en concreto ha violado el periodo estipulado por su visado, o bien si ha abandonado el país dentro del límite permitido. Hay que tener en cuenta que quien viola su periodo máximo de estancia en los Estados Unidos se expone a un veto de hasta una década si intenta volver a entrar.
En el caso que en el periodo establecido no se registre la salida del país por parte del visitante, salta una alarma, y de esta forma el Departamento de Inmigración está informado. El sistema es totalmente automático y desatendido.
Además, también se ha empezado a probar en la frontera sur del país con México, concretamente en Texas.
La conclusión es rápida: si el sistema funciona y es efectivo, es probable que pueda interconectarse con otros sistemas, como las redes de cámaras presentes en cajeros automáticos y, de esta forma, no sólo saber si alguien ha violado las condiciones de ingreso a los Estados Unidos, si no dónde está y, por lo tanto, empezar una “caza al hombre”.
El paralelismo con la red de videovigilancia China, que también utiliza reconocimiento facial, es fácilmente establecible. Y, al igual que en el país asiático, la excusa de la prevención del crimen puede acabar llevando a prácticas mucho más autoritarias y totalitarias.