Este verano, los aficionados al fútbol han estado de enhorabuena, puesto que han coincidido en el tiempo dos competiciones de selecciones nacionales de primer nivel: la Euro 2024, y la Copa América. La tecnología ha estado presente en ambas competiciones pero, sobre todo, en la primera y, concretamente, en un elemento que muy pocos dirían que está sujeto a progresos tecnológicos: el balón.
El Adidas FUSSBALLLIEBE ha sido el balón oficial de la Euro 2024, el cual incluye la tecnología Connected Ball, la cual permite a los árbitros tomar decisiones a partir de lo que captan sus sensores. Evidentemente, y como en el caso del VAR, hay quien no está de acuerdo en el uso de esta tecnología (que ve como ‘impura’ para el mundo del fútbol) pero, para gustos, los colores.
Pasando a lo que es y lo que ofrece la tecnología Connected Ball, decir en primer lugar que Adidas la ha desarrollado en conjunto con Kinexon, aunque no queda claro si con la división de deportes de esta (que sería lo más lógico), dedicada a las herramientas de análisis estadístico del rendimiento de los deportistas, o bien con la firma principal, dedicada a las soluciones para logística.
En su interior, el FUSSBALLLIEBE cuenta con un sensor de movimiento IMU (Unidad de Medición Inercial, por sus siglas en inglés), que no es más que un dispositivo electrónico que cuenta con una combinación variable pero que puede consistir en un acelerómetro más un giroscopio funcionando a 500 MHz de frecuencia, y que se alimenta mediante una batería recargable por inducción, estabilizado gracias a un sistema de suspensión que se encuentra en el centro del balón.
Esto se combina con los datos de posicionamiento de los jugadores y, mediante el uso de inteligencia artificial, se puede sacar en claro si había fuera de juego en una jugada determinada.
Buen ejemplo de ello han sido, por un lado, el encuentro que disputaron Bélgica y Eslovaquia, y que ganó esta última por 0-1 al ser anulado un gol en la recta final del partido, porque un jugador belga había tocado el balón con la mano, una circunstancia que el sistema informático que ‘vigilaba’ el desarrollo del juego detectó gracias a los sensores.
Y, por otro lado, en el match entre Portugal y Chequia, a la primera también le fue anulado un gol, en este caso por un fuera de juego que, de otra forma, tal vez hubiera pasado inadvertido.
Además de la tecnología interna de sensores, Adidas también ha dotado a su nuevo balón de fútbol de tecnología de materiales: el FUSSBALLLIEBE está basado en una estructura externa de veinte paneles de piezas PRECISIONSHELL de poliuretano que disponen de ranuras y texturas micro y macro en relieve estratégicamente ubicadas. Dicha estructura ha sido concebida y probada para controlar el flujo de aire sobre el balón y maximizar la precisión del tiro, mejorando su aerodinámica.
El núcleo del balón, llamado CTR-CORE, consta de una vejiga sin desperdicios de caucho natural renovable y una carcasa de tejido PES de doble parche, todo ello diseñado para mantener la forma y retención de aire, mejorando así la precisión y consistencia, ventajas que se notan sobretodo en el juego rápido.
Además de utilizar poliéster reciclado y tinta a base de agua, el FUSSBALLLIEBE está hecho de más sustancias de origen biológico que cualquier otro balón oficial construido por Adidas con anterioridad; cada capa del balón se ha ajustado para incluir materiales como fibras de maíz, caña de azúcar, pulpa de madera y caucho, siendo más respetuoso con el medio ambiente sin que ello afecte a su rendimiento.
La versión que se comercializará en las tiendas para disfrute de los aficionados, no incluirá la tecnología Connected Ball.