En el mercado de los microprocesadores estamos pasando de una situación de carencia a otra de sobreabundancia, y si cualquiera podría pensar de manera intuitiva que esto es bueno, especialmente para el consumidor, para la industria no lo es tanto. ya que al haber más chips en el mercado, los distintos competidores empiezan una guerra de precios a base de recortar sus beneficios.
Y recordemos que de la producción de semiconductores se encargan empresas, que estas buscan el beneficio, y que deben contentar a sus accionistas con más dinero en sus arcas.
Además de los procesadores principales de los ordenadores (las CPUs), el sector de los semiconductores también se encarga de la producción del resto de los componentes de los sistemas microelectrónicos, como las memorias RAM, o los chips gráficos (GPUs).
Es por ello que los principales jugadores del sector, como Samsung, están reduciendo su inversión e, incluso, desinvirtiendo, una vez superada la turbulenta fase de los confinamientos por la COVID, época durante la cual creció espectacularmente la demanda de chips debido a la renovación de equipos informáticos y a la adquisición de nuevos equipos para hacer frente al teletrabajo.
Dicha época, en la que muchos fabricantes también se vieron abocados a tener que cerrar plantas de producción o reducir drásticamente su actividad por culpa del virus, desembocó en un incremento de la producción para cubrir la creciente demanda.
Además a este panorama de inversiones en aumento, también ha contribuido la política de algunos gobiernos, como el europeo, que buscan el establecimiento de factorías de semiconductores en su territorio por motivos estratégicos.
Además, y después de que la industria se viera superada por la demanda fruto de la COVID, las aguas ya están volviendo a su cauce, en parte por la recuperación de la presencialidad, y en parte también porque las empresas que todavía no habían abrazado el teletrabajo, lo hicieron a marchas forzadas. Y aunque no hayan satisfecho todas sus necesidades, el retorno a la normalidad ha hecho innecesaria la adopción a gran velocidad, con la consiguiente congelación en la adquisición de nueva tecnología.
Un mercado de segunda mano boyante gracias a la renovación de equipos tanto corporativos como personales que ha tenido lugar los dos últimos años, también puede contribuir a reducir las inversiones en producción de nuevo hardware.
Según informa Reuters, el segmento del sector de los semiconductores que todavía podría recibir inversiones es el de los procesadores para la realización de tareas de la inteligencia artificial, una área que los gobiernos de las principales potencias -y, especialmente, las militares- consideran estratégico.
El mismo artículo se hace eco de los planes de SK Hynix, una de las principales fabricantes de semiconductores, para recortar su inversión el año que viene.
Otro gigante del sector, Samsung, explica que mientras que la demanda de chips de memorias para servidores se mantiene sólida (posiblemente debido al crecimiento del cloud), la demanda para chips de ordenador y de dispositivos móviles ha descendido.
