Más que un Metaverso único, en realidad lo que estamos empezando a tener es una serie de metaversos, incompatibles entre ellos. O, si se prefiere, y en un guiño hacia las películas de Marvel, un “multiverso de metaversos”.
No me refiero tanto a la parte de hardware, ya que las creaciones de metaversos independientes van asociadas al uso de las gafas de un determinado fabricante, por lo que con unas Meta Quest, podremos acceder a un gran número de metaversos, gracias a la popularidad de dichas gafas.
Pero en el apartado software si, por ejemplo, compramos algo en un metaverso, nos es imposible sacarlo de dicho entorno y meterlo en otro, no hay un estándar en esta área que nos facilite trasladar nuestros bienes virtuales de metaverso en metaverso.
Es por ello que han surgido ya por lo menos dos iniciativas destinadas a crear estándares para facilitar la interactividad entre metaversos distintos, empezando por el Metaverse Standards Forum.
Dicha entidad cuenta con nombres tan significativos en este sector como Meta o HTC, además de nombres de pesos pesados de la industria tecnológica como Adobe, Autodesk, Baidu, Epic Games, Google, o Huawei, además de muchos nombres de empresas más desconocidas.
Su objetivo es el de facilitar la creación de estándares de interoperabilidad abiertos entre metaversos, sirviendo para ello como ágora en la cual discutir los pormenores y coordinar los esfuerzos para construir dichos estándares. No se erige como cuerpo estandarizador independiente, sinó simplemente como punto de encuentro.
La segunda y más reciente iniciativa que ha surgido en este ámbito es la OMA3 (Open Metaverse Alliance for Web3), y se centra en los bienes digitales como tierras virtuales, construcciones y objetos, aunque sin dejar de lado los servicios y las ideas.
Para facilitar el traspaso tanto de bienes como de perfiles, esta entidad se decanta por el uso del paradigma de los NFT. En este caso, sí que trabaja en la confección de protocolos y estándares.
El riesgo que podemos tener es que empiecen a surgir organizaciones diversas que, al final, creen estándares separados e incompatibles entre sí. No obstante, si juzgamos por la disparidad de empresas que componen una y otra organización, ahora mismo no tenemos nada que temer al respecto.