El mundo de las NNTT ha sido sacudido por un pájaro, y no hablamos ni de Twitter ni de Angry Birds. Los más enterados en este sector ya sabrán que nos estamos refiriendo a Flappy Bird, la última sensación de los juegos para móviles.
Inspirado por el clásico fontanero de Nintendo, Mario, este juego creado por el vietnamita Nguyen Ha Dong consiste en conducir un pájaro entre tuberías. Lo más sorprendente de todo es que contrariamente a lo que muchos podrían pensar, Flappy Bird está diseñado bajos los más altos preceptos de la simplicidad.
La noticia que ha dado la vuelta al globo ha sido la decisión de su creador de acabar con lo que en tan poco tiempo se había convertido en una moda. La deserción ha hecho saltar todas las alarmas en la comunidad de jugadores donde incluso se han llegado a crear plataformas para hacer que el vietnamita reconsidere su determinación.
Pese a que Dong había llegado a ganar 30.000 $ al día en concepto de publicidad por un juego que ha alcanzado los 50 millones de descargas, no hay vuelta atrás.
Según fuentes cercanas al creador, detrás del abandono podría estar Nintendo amenazando a Dong de plagio. Pese a todo la empresa ha desmentido el rumor iniciado desde figuras amigas de Dong. Parece que el chico vietnamita habría considerado más valiosa su privacidad que el dinero que ganaba con la difusión del juego.
Lo que aquí nos interesa es la fiebre desatada en el sector por un juego de maniobrabilidad difícil y sin ningún trabajo argumental detrás; el mismo Dong asegura que lo creó en un bar de copas. ¿Cuál es el elixir del éxito en este sector nuestro? Nadie lo sabe. Lo único que sabemos es que cuando se enciende la hoguera de lo viral, los humanos parecemos perder nuestra cordura; más cuando en eBay se venden teléfonos con el juego instalado por el valor de 1.500 euros.