En el mundo del fútbol hay clubes y competiciones que actúan como grandes atractores de talento de clubes de menor prestigio y de países cuyas competiciones ni brillan con tanto prestigio, ni generan el mismo volumen de negocio. Tenemos, por ejemplo, LaLiga (Barça, Real Madrid), La Premier League (Manchester City, Chelsea), o la Serie A (Juventus, Milán, Inter) por citar algunas competiciones y clubes.
Con la adopción masiva del teletrabajo que las compañías tecnológicas (y, especialmente, las productoras de software) llevaron a cabo este año pasado para mantener su actividad durante el confinamiento, se ha empezado a dar un fenómeno similar entre las tecnológicas, que ahora buscan contratar talento en cualquier lugar del mundo, ya que el teletrabajo no sólo ha venido, si no que se ha quedado.
Y es que, de asignatura pendiente para la industria, algo que siempre “tenemos que hacer” pero nunca había tiempo para organizarlo, ha pasado a ser la forma de trabajo habitual en muchas posiciones, generando una dinámica de la que resulta muy difícil, sino imposible, volver atrás.
Vivir y trabajar en dos países distintos
Un programador que viva en España, Portugal, Italia o Grecia, puede trabajar para una compañía británica, suiza, sueca, alemana o francesa, y cobrará un mayor sueldo que sus pares locales, ya que el nivel de vida en estos últimos países y, en consecuencia, los sueldos que ofrecen sus empresas, son superiores a los que puede ofrecer una compañía local.
"Este año ya he perdido tres trabajadores a manos de compañías de países en los cuáles se pagan mejores sueldos. Siguen viviendo aquí, pero cobran más, con lo que el sueldo les cunde más por el mismo tipo de trabajo". Quién afirma esto es un alto ejecutivo de una empresa tecnológica con sede en Cataluña que prefiere mantener su identidad en el anonimato.
“La única solución que he encontrado es, obviamente, subir sueldos”, me cuenta, no sin un deje de desesperación en su mirada, tras lo cual me revela que el problema es más serio de lo que parece, y que teme que irá in crescendo en los próximos meses y años.
Nuestras empresas pueden ‘pasar hambre’ en el futuro
Efectivamente, es más serio porque esto significa que crecerá la dificultad para que nuestras empresas tecnológicas encuentren talento local, debiendo suplirlo con talento de fuera, de otros países en los cuales los salarios sean inferiores a los de aquí, pero también en competencia con las mismas compañías foráneas con las que compiten aquí, y con el mismo handicap que los clubes de fútbol pequeños frente a los poderosos: los otros pueden pagar más.
La figura del ‘nómada digital’ tampoco aporta una solución al problema, sino más bien al contrario, ya que al fin y al cabo, son perfiles de fuera que trabajan también para empresas de fuera, pero que aprovechan los precios inferiores del sur de Europa para establecerse por nuestros lares a teletrabajar. El único beneficio que aportan es que pagan impuestos y consumen (alquiler de vivienda, comida, etc) en nuestro país.
Un problema que no es nuevo
Hace algunos años, hablando con un directivo de la operadora británica Truphone (que ofrece un servicio internacional reuniendo en una sola SIM números de varios países y conectividad de datos), le pregunté por qué su empresa tenía un centro de desarrollo en Oeiras, a las afueras de Lisboa.
Su respuesta fue demoledora: “por el precio de un ingeniero en el Reino Unido, puedo pagar a dos en Portugal. Y, además, allí se vive muy bien”. Coincido con él, sobretodo en esta última parte del análisis. Pero, ya entonces me asaltó la duda: estos ingenieros, probablemente con buenas calificaciones, no los aprovechará ninguna empresa portuguesa, por lo que la riqueza que generen a la compañía se acabará yendo para la Gran Bretaña.
Pan para hoy, hambre para mañana. Pero es un problema de muy difícil solución.