El cambio climático y las medidas para poder controlarlo vuelven a estar en primera plana política ante los últimos acontecimientos. En España, concretamente, la contaminación y el impacto en el planeta se ha postulado como una de las grandes preocupaciones tras un verano repleto de altas temperaturas y complicados incendios. Por ello, ya se ha decretado un Plan de Ahorro Energético desde el Gobierno mientras las grandes empresas buscan reducir su impacto en el medioambiente.
La conciencia ambiental, como se puede comprobar, está más presente que nunca. La preocupación por cuidar el planeta y reducir el impacto en la naturaleza es cada vez mayor debido a la situación de emergencia climática en la que nos encontramos. Este interés en minimizar la contaminación ha llegado a industrias de lo más variadas y donde destaca la textil, considerada una de las más contaminantes del planeta.
A pesar de que hay instituciones públicas o informes que les sitúan como la segunda más contaminante, otros estudios lo niegan. Sí que confirman su gran impacto, pero le quitan a la industria del textil esa segunda plaza de la clasificación contaminante. Desde Sustainable Apparel Coalition, impulsora del conocido como índice Higg que sirve para medir el impacto medioambiental de las empresas, ya se desmintió en 2018 al reconocido periódico New York Times que el sector ocupara la segunda plaza y lo calificó de “desinformación”.
Para acabar con esos perjuicios, el sector ha empezado a impulsar la conocida como moda regenerativa. Un método más desarrollado y sostenible para el medioambiente que afecta a toda la cadena de valor. La moda regenerativa, más allá de intentar aumentar el tiempo de vida y uso de la ropa como hace la moda sostenible, quiere influir sobre todo en la forma en la que se producen los materiales. Ambas se complementan para reducir su lastre al medioambiente.
“La moda regenerativa es una de las herramientas más prácticas que tenemos para luchar contra el impacto medioambiental de la industria textil. Ofrece una aproximación holística a todo el proceso, agentes y personas implicadas en la cadena de valor, anteponiendo la ética y el cuidado del planeta Tierra y todos los seres que habitan en el mismo, por delante de los beneficios a corto plazo. Se trata de cambiar y transformar todo el modelo e introducir materiales que, en lugar de contaminar, ayuden a regenerar, junto a nuevos procesos de diseño y producción. El objetivo no es sólo reducir notablemente los efectos nocivos de esta industria sobre nuestro planeta, sino contribuir a crear impactos positivos”, explica Estel Vilaseca, responsable del área de moda de la escuela LCI Barcelona, referencia en innovación educativa y que cuenta con gran atractivo entre los alumnos internacionales.
La moda regenerativa, como explica Vilaseca, trata de minimizar su impacto en el medioambiente desde la primera fase de la cadena de producción. Uno de los métodos consiste en obtener materiales para el textil menos contaminantes como puede ser el cáñamo o la lana, tratada a partir de su recolección en el ganado ovino. Otra de las alternativas es el algodón, aunque de primeras su forma de obtención recogido a través de plantaciones sí generan un gran impacto medioambiental.
Sin embargo, gracias al desarrollo y a la puesta en práctica de la moda regenerativa, estos cultivos de algodón dejan de desarrollarse de manera intensiva y, así, los terrenos cultivados no necesitan de tantos pesticidas y las plagas generadas son menores, por lo que se disminuye la erosión del suelo y, por tanto, el impacto sobre el medioambiente.
Cumple los objetivos ODS de la ONU
De esta manera, la industria textil intenta asumir los objetivos ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) planteados por la ONU y perder posiciones en el ranking de los sectores más contaminantes del mundo. Una de las razones que le llevan a estar en un puesto tan elevado es que en el proceso de producción y consumo intervienen numerosas industrias.
La ONU se fijó hasta 17 objetivos a cumplir de cara 2030 con el objetivo de mejorar la situación social y medioambiental del planeta. El número 12 recoge ese necesario cambió en la producción y consumo con el fin de alcanzar una situación de responsabilidad. En este contexto nace la moda regenerativa, donde adquirir, usar y tirar ropa ya no es una opción, ni tampoco su fabricación al libre albedrío.
La ONU, en esa lista de objetivos, habla concretamente de “alentar a las empresas, en especial las grandes empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes”.
Los datos al respecto son alarmantes y de ahí la necesidad de la moda regenerativa. Según datos de AEMA y EPRS recogidos por el Europarlamento, hay 0,5 millones de toneladas de microfibras en los océanos, suponiendo el 35% de los microplásticos liberados en el medioambiente. Además, se calcula que entre el 2% y 10% del impacto medioambiental en la UE lo produce la ropa. En total, el consumo del textil para vestir ha aumentado un 40% en solo unas décadas. A más demanda, más producción y, con los últimos mecanismos de producción en masa, más contaminación. Por todo esto es vital recurrir a alternativas como la moda sostenible para contribuir a reducir esta amenaza generacional que afecta a todo el mundo.