Actualmente vivimos enganchados a los enchufes para cargar las baterías de nuestros dispositivos móviles (smartphones, tablets, ordenadores,...), así que ¿qué te parecería tener que cargarlos una sola vez a la semana? ¿y al mes? ¿y al año? y... ¿en toda tu vida?
Si ya con la primera opción de una vez a la semana, muchos de nuestros lectores deben de haber ‘alucinado’, no digo ya nada con la última, la de cargar la batería una vez y que dure para siempre. Bueno, para siempre... ¿qué tal 28.000 años? Ya viene a ser eso.
La clave de las baterías perpétuas podría encontrarse en las varillas de grafito, un producto residual del uso de los reactores nucleares que, debidamente purificadas, permiten obtener un isótopo puro de carbono-14 el cual, y sometido a una fuerte presión, da como resultado un nanodiamante.
Este material, que emite electrones como cualquier otra batería, no puede ser utilizado así, tal cual, ya que representaría un peligro para la salud de los usuarios. Debe ser recubierto con una capa de carbono-12 no radiactivo, elemento producido en laboratorio y que permite aislar la reacción nuclear que se da en el carbono-14 para que su uso sea seguro.
Un desarrollo que se remonta a 2016
La compañía norteamericana NDB está trabajando para facilitar el lanzamiento al mercado de este tipo de baterías, que sin lugar a dudas provocarían un impacto revolucionario. Adiós a toda una industria: la de las baterías externas portátiles para recargar nuestros gadgets sobre la marcha.
No obstante, NDB no es quien tuvo primero esta idea, puesto que fue la Universidad de Bristol, en Inglaterra, quien en 2016 desarrolló el método de reutilización de los desechos nucleares para crear baterías e, incluso, llevó a cabo una prueba creando una batería que presentó a un concurso de ideas innovadoras para el futuro.
Estas baterías solventan el problema de carga de dispositivos como satélites en órbita, drones (que podrían llegar a tener una autonomía indefinida), e incluso marcapasos. Sí, tal vez podamos tener una reacción ciertamente aprensiva al llevar un poco de basura nuclear en el corazón, pero debemos pensar que esta se encuentra bien segura encerrada en un diamante. Para más adelante, estas baterías perpétuas podrían alimentar incluso coches.
Y no se queda aquí la cosa ya que, de paso, resuelven un problema mucho más acuciante para el medio ambiente: el de la gestión de los residuos nucleares o, por lo menos, de una parte de estos.