Sin lugar a dudas, las gafas inteligentes son de los gadgets más espectaculares y disruptivos que alguien puede lucir a día de hoy, un papel que hace años jugaron los smartwatches (relojes inteligentes), o todavía más atrás en el tiempo, los smartphones.
Pero, a diferencia de estos dos últimos, de gafas inteligentes no vemos más por la calle a medida que pasan los meses y los años, sinó que prácticamente es imposible verlas. Y, a partir de ahora, y con la desaparición de las Google Glass, será más difícil todavía.
Las icónicas gafas inteligentes de la compañía de Mountain View desaparecen del mercado tras una década de accidentada existencia; nacidas inicialmente como un producto tanto de uso profesional como de consumo, en 2017 -y ante el escaso éxito de ventas debido principalmente a un precio muy elevado, aunque seguramente también sufrió de incomprensión por parte de los usuarios, y de falta de usabilidad- pasaron a ser exclusivamente profesionales.
El modelo más reciente, las Google Glass Enterprise 2 Edition, fue lanzado en 2019 y representó una mejora en la potencia del software, estando enfocado puramente a la resolución de tareas profesionales.
Desde el 15 de marzo, estas gafas ya no se encuentran disponibles a través del sitio web de las Google Glass, en el cual se explica que las actualizaciones de software finalizarán el 15 de septiembre.
A partir de aquí, y según indican desde Google, los dispositivos seguirán funcionando normalmente, pero ni ofrecerá reemplazos, ni da garantías sobre cuánto tiempo funcionará la aplicación de videollamadas de la misma compañía.
El paradigma de gafas inteligentes que actualmente está recibiendo mejores críticas y funcionando también mejor en el mercado, consiste en aquellas que proporcionan solamente una serie limitada de funciones, integradas en redes sociales o con asistentes virtuales.
Es el caso de las Ray-Ban Stories, fruto de la alianza de la célebre marca de gafas de sol con Facebook, y en las cuáles se incluyen dos cámaras para tomar fotografías y vídeo (algo que, por cierto, ha provocado cierta polémica relacionada con la privacidad), o bien de las Amazon Echo Frames, preparadas para sacar partido del asistente digital Alexa de Amazon.
Con precios que se mueven entre los 200 y los 300 dólares/euros, no ofrecen tanta flexibilidad como las gafas de Google o unas Vuzix, prescinden de pantalla proyectada en el cristal, pero son más populares y pueden marcar el futuro de las gafas inteligentes comerciales, dejando un modelo que sigue, por ejemplo, Vuzix, más para el público profesional.
