Google ha puesto en línea una serie de cursos de formación a distancia con una titulación certificada en materias que, según la misma multinacional del buscador, son de alta demanda por parte de las principales empresas del sector tecnológico.
Estos cursos, que estarán disponibles en algún momento del futuro próximo son los de analista de datos, gestor de proyectos, y diseñador de interfaces y experiencias de usuario, que se suman al curso que ya está en marcha, de especialista en soporte tecnológico (atención al cliente).
De todos ellos, y a modo de incentivo, Google detalla la media del salario anual que puede llegar a ganar un trabajador en dicho puesto, como por ejemplo los 56.000 dólares del especialista en soporte tecnológico, o los 66.000 del analista de datos.
Alan Trapulionis, especialista en negocios y emprendiduría, se pregunta, en una publicación en Medium, si unos cursos que tienen un coste que no llega a los 50 dólares mensuales pueden llegar a reemplazar a los títulos universitarios.
Para respaldar esta interesante cuestión, Trapulionis se basa en datos de contratación para afirmar que los títulos universitarios cada vez cuentan menos para las grandes empresas, frente a un porfolio de trabajos, un escaparate que les permita ver las competencias reales del profesional, y un perfil de LinkedIn bien construido.
Así, por ejemplo, utiliza un estudio realizado por el sitio web StackOverflow reveló que el 56% de los desarrolladores no dispone de un título universitario en el ámbito de las ciencias de la informática o campos relacionados, y que en 2018 numerosas empresas como la propia Google, pero también Intel, Apple o IBM entre otras que no son propiamente del ámbito tecnológico, publicaron ofertas de trabajo para las que los aspirantes no requerían de titulación universitaria.
La conclusión de Trapulionis es que, cada vez más, las grandes empresas van a prescindir del requerimiento de un título universitario para optar a un puesto de trabajo, en favor de contratar aquellas personas que tengan los conocimientos requeridos para ocupar la plaza.
El impacto que esto puede tener en los centros formativos puede ser grande a largo plazo, empezando por los Estados Unidos, país con mayor flexibilidad para adaptarse a este tipo de cambios, pero es probable que con un impacto variable, acabe por llegar a todos los rincones del mundo. En este sentido, no estaría de más que los centros universitarios vayan hablando con las empresas para captar sus preferencias y, de esta forma, adaptar su oferta formativa para no ir perdiendo peso paulatinamente.