El proyecto europeo AI - Enhanced Fibre-Wireless Optical 6G Network in Support for Connected Mobility (6G-EWOC), coordinado por la UPC, ha sido uno de los 27 seleccionados en la segunda convocatoria del programa Smart Networks and Services in 6G (6GSNS), vinculado al programa marco europeo Horizone Europe.
El objetivo del proyecto es desarrollar las tecnologías necesarias y diseñar una red óptica 6G inalámbrica y de fibra que, mediante la inteligencia artificial (IA), sea capaz de sustentar un sistema de movilidad conectada a entornos muy concurridos por vehículos y personas.
Se trata de un proyecto multidisciplinar, coordinado por el profesor José Antonio Lázaro, investigador del Centro de Comunicaciones Avanzadas de Banda Ancha (CCCABA) de la UPC, en el que participan otros 11 socios europeos, entre empresas y centros tecnológicos, y que cuenta con financiación superior a los cinco millones de euros (cuatro de ellos aportados por la Unión Europea y más de uno por el gobierno suizo).
La participación de la UPC se distribuye entre investigadores de tres Centros Específicos de Investigación (CER) de la UPC: del Research Centre of Intelligent Data Science and Artificial Intelligence (IDEAI-UPC), coordinados en este caso por Josep Ramon Casas; del Centro de Desarrollo de Sensores, Instrumentación y Sistemas (CD6), coordinados por Santiago Royo, y del Centro Específico de Investigación en Comunicación y Detección UPC ( CommSensLab -UPC), con Adolfo Comerón como principal responsable.
Conocimiento preciso para la conducción autónoma
Para poner en contexto el proyecto, José Antonio Lázaro afirma que en unos años los vehículos “podrán circular de forma autónoma como algo habitual, ya que las tecnologías necesarias para percibir todo lo que les rodea están evolucionando rápidamente. Pero lo importante”, añade, “es un paso más allá y hacer que los vehículos futuros puedan conducir de forma autónoma y mejor que los humanos”. Para conseguirlo, explica, “es necesario que además de detectar objetos, otros vehículos o personas que hay a su alrededor, sean capaces de ‘saber', con precisión, a qué distancia se encuentran, a qué velocidad van y en qué dirección”.
Con toda esta información, la inteligencia del vehículo podrá, desde decidir cuál es la ruta más segura a seguir (tanto para la persona va al vehículo como para los demás), a detectar 'puntos ciegos' o 'ver' situaciones que no se perciben fácilmente y son causa común de accidentes o atropellos (por ejemplo, cuando un vehículo u otro objeto tapa a un peatón que está a punto de cruzar).
Un mapa completo en tiempo real y en 3D
La solución ideal sería que los vehículos, tanto los que van con conducción autónoma como por conducción humana, dispusieran de un mapa en tiempo real, con información detallada y en 3D de calles, atascos y también del resto de vehículos, seres y objetos presentes en cada entorno que atraviesan. Para llegar a esta solución son necesarios vehículos “conectados” que puedan intercambiar los grandes volúmenes de información que generan sus potentes sensores, tanto entre los vehículos como con los centros de computación, que se encarguen de fusionar, en tiempo real, todo aquello que detectan o 'ven' en cada momento, a través de sensores de RADAR y LiDAR, o de las cámaras de los distintos vehículos.
Este sistema, que se llama movilidad conectada, necesita redes muy potentes, con capacidad de gestionar el volumen de datos generados, y del uso de diversas tecnologías, como las que se desarrollan y unen en el proyecto 6G-EWOC.
Estas tecnologías van desde sensores basados en láseres integrados (como el LiDAR, capaces de detectar en 3D todo lo que hay alrededor) a comunicaciones ópticas inalámbrica entre vehículos y con elementos como farolas o semáforos, que pueden actuar de antena extra 6G. Para desarrollar el proyecto se cuenta también con fibras ópticas de alta capacidad, cada vez más presentes en hogares, ciudades, autovías y mobiliario urbano, que pueden transportar todo este gran volumen de datos hasta el centro más cercano de cálculo distribuido.
Además, se cuenta con las técnicas de inteligencia artificial (IA) para organizar y dirigir todo el tráfico de datos a los distintos centros de cálculo. Otras herramientas de IA son las que fusionarán los datos de los vehículos de cada zona, construyendo así una pieza del mapa en 3D e integrándola con las diversas piezas de este gran puzle final, el cual generará los elementos de computación distribuida de otras zonas. Gracias a la red desarrollada, se podrá transmitir a conductores y vehículos un mapa detallado, completo y actualizado en tiempo real, haciendo la conducción lo más segura posible.
José Antonio Lázaro y otros miembros del equipo investigador son docentes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación de Barcelona (ETSETB), mientras que otros investigadores e investigadoras del proyecto son profesores de la Escuela Superior de Ingenierías Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa ( ESEIAAT) y de la Facultad de Óptica y Optmotería de Terrassa (FOOT).