Determinadas terapias (especialmente las que tienen a ver con lesiones musculares) requieren de vendas que apliquen presión. El problema es que, de forma ideal, esta debería ser selectiva por áreas, algo que es imposible con las vendas u otros tipos de soluciones... a menos que sean inteligentes.
Y precisamente una solución de este tipo, inteligente, es lo que han creado en el Wyss Institute de la Universidad de Harvard (Estados Unidos): un tejido robótico que se infla y se desinfla de una forma selectiva e inteligente según se necesite.
Este tejido se compone de una red de celdas que forman como una malla, con cada una de las celdas rellena de un líquido. Al calentarse, este líquido provoca vapor, que es el que hace que la celda se hinche, aplicando con ello presión. Si, en cambio, lo que queremos es desinflar la celda, todo lo que tendremos que hacer es enfriar el líquido.
El calentamiento del líquido se realiza de forma eléctrica, y se pueden implantar sensores para que sea el mismo tejido el que ‘decida’ (mediante un minúsculo microcontrolador, por ejemplo) cuando debe empezar a ejercer presión o cuando ceder en dicha presión.
Este nuevo tejido presenta algunas ventajas sobre los tejidos robóticos tradicionales, ya que estos últimos han venido siendo activados neumáticamente, con lo cual son mucho más rígidos.
En cambio, los nuevos tejidos se amoldan mucho mejor a las formas irregulares del cuerpo humano, con lo cual pueden dar origen a una nueva generación de terapias mecanoterapéuticas.
Su aplicación, como he indicado antes, puede ser útil para la reparación de tejidos dañados, como los musculares o, incluso, para la prevención de lesiones, como en el caso de una faja que incrementa la presión en el momento en el que nos agachamos para levantar un objeto pesado, gracias a que con los sensores y una cierta capacidad de procesamiento, el tejido se convierte en ‘inteligente’, sabiendo cuándo vamos a llevar a cabo determinadas acciones.
No solamente para el ámbito sanitario es válido este nuevo tejido; el mundo de la moda también puede aprovecharse de él, con diseños que cambian de forma dependiendo de las circunstancias que el diseñador considera, o bien cuando quien lleva la prenda vestida quiere.