Un informe de IDC citado por LaLisha Hurt (asesora de la industria federal en el sector público de los Estados Unidos) en un artículo de opinión, anticipa que, en 2026, un 90% de las organizaciones estadounidenses sufrirá de escasez de talento de TI, algo que afecta de manera especial a los departamentos de ciberseguridad en el ámbito público.
El gobierno federal estadounidense ha respondido a este panorama con un plan para cubrir 500.000 vacantes relacionadas con la seguridad informática (ciberseguridad), en medio de un incremento de los ciberataques contra infraestructuras críticas y organismos gubernamentales. Estas necesidades surgen cuando la presión global y la dependencia digital han alcanzado niveles sin precedentes.
Las agencias federales se enfrentan a una problemática agravada por procesos de contratación prolongados, impulsados por protocolos burocráticos y la necesidad de obtener autorizaciones de seguridad. Además, la retribución en el sector público suele ser menos competitiva que la de la industria privada, lo que reduce el atractivo para potenciales candidatos. Con el paso del tiempo, los profesionales veteranos se jubilan y las habilidades más especializadas no siempre se transmiten a una nueva generación, mientras que las exigencias normativas en materia de ciberseguridad y la adopción de IA no dejan de crecer.
Las prácticas de contratación clásicas ya no son suficientes para dotar al sector gubernamental de equipos capacitados. Sin suficiente personal, el riesgo de quedar rezagados ante ciberamenazas complejas se incrementa, sobre todo en un entorno marcado por la creciente adopción de tecnologías digitales y la intensificación de los mandatos gubernamentales que exigen una mayor protección.
La IA y la automatización como respuesta
Hurt explica que para hacer frente a la escasez de personal, las administraciones públicas están recurriendo cada vez más a la IA y a la automatización. No se trata de reemplazar la labor humana, sino de acelerar los flujos de trabajo y optimizar los recursos disponibles.
Ejemplos de esta tendencia pueden verse en el ámbito de la seguridad ciudadana, donde los modelos de inteligencia artificial mejoran la asignación de efectivos policiales en zonas de mayor incidencia delictiva, o en la gestión de tráfico y en el sector sanitario, donde la IA contribuye a agilizar operaciones y ofrecer diagnósticos más precisos.
En los departamentos de TI gubernamentales, estas soluciones tecnológicas ayudan a reducir cargas de trabajo repetitivas y a identificar de manera automática posibles vulnerabilidades de ciberseguridad. Con ello, los equipos pueden dedicar más tiempo a tareas de alto valor, como la respuesta a incidentes avanzados.
Esto cobra especial relevancia en un contexto en el que los ciberataques y las obligaciones legales exigen que el personal dedique más recursos a proteger redes e infraestructuras críticas.
Enfoque prudente en la adopción de la IA
La IA ofrece un método eficaz para mantener el ritmo de la transformación digital en el sector público, siempre que las agencias formulen estrategias adaptadas a las distintas áreas de TI y ciberseguridad. La generación automatizada de contenido, por ejemplo, puede servir de apoyo a los administradores de sistemas al agilizar la configuración de entornos y la resolución de incidencias técnicas.
En el ámbito de la gestión de datos, la clasificación automática de archivos y el establecimiento de controles de acceso inteligentes pueden optimizar la seguridad y reducir riesgos. Estas soluciones también permiten priorizar las alertas más urgentes, analizando la información que entra en las redes gubernamentales y adelantando posibles amenazas. Con ello, los equipos pueden abordar las vulnerabilidades más críticas en tiempo real y sin perder de vista otras tareas esenciales.
Un futuro de alta demanda y optimización
Según estimaciones recientes, podría existir un déficit de alrededor de cuatro millones de profesionales en ciberseguridad a escala mundial. El uso cada vez mayor del trabajo en la nube y de herramientas AI/ML podría intensificar esta brecha, por lo que las agencias federales buscan reducirla mediante la adopción de IA y la formación de personal más especializado.
Dada la magnitud del desafío, Hurt concluye que contratar a más profesionales deja de ser la única vía, siendo imprescindible implantar tecnologías que permitan asegurar la continuidad operativa y la protección de las redes públicas.