El campo de batalla moderno está siendo transformado por la inteligencia artificial, una herramienta que, lejos de ser una novedad, lleva décadas jugando un papel crucial en la defensa y la seguridad global. Sin embargo, su impacto actual es incomparable: las capacidades de análisis, automatización y predicción de la IA están rediseñando estrategias militares y planteando dilemas que no pueden ser ignorados.
“La industria militar siempre ha sido pionera a la hora de abrazar nuevas tecnologías, algo que, normalmente, también ha permitido grandes avances cuando se han trasladado sus progresos al uso civil”, señala Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España. “No obstante, el uso de la IA en el ámbito militar también nos plantea muchas dudas, dilemas técnicos y, sobre todo, éticos, en tanto en cuanto, es un campo en el que se decide sobre el futuro de vidas humanas”.
ESET, compañía líder en ciberseguridad, ha identificado los tres principales usos de la inteligencia artificial dentro de entornos militares: identificación y neutralización de amenazas, guiado y manejo de todo tipo de vehículos y recopilación de inteligencia.
Identificación y neutralización de amenazas
En la guerra moderna existen una ingente cantidad de señales que pueden y deben ser tomadas en cuenta. Estas señales abarcan desde ondas de radio hasta el análisis de imágenes, pudiendo servir para detectar movimientos de tropas, preparativos de futuros ataques o incluso detectar señuelos lanzados por el enemigo para destinar recursos a zonas que no tienen importancia estratégica.
Con la ayuda de la inteligencia artificial, estas variopintas señares pueden detectarse y procesarse en grandes cantidades para generar información de alto valor que puede ayudar a predecir de forma efectiva los movimientos del enemigo o incluso neutralizar una amenaza antes de que esta se convierta en un riesgo mayor.
Un ejemplo práctico lo tenemos en el cálculo de la trayectoria de misiles que, con la ayuda de la IA, puede realizarse de forma mucho más rápida y acertada, ganando con ello un tiempo precioso para proteger activos valiosos, avisar a la población y preparar contramedidas.
“Tampoco debemos olvidar la guerra que se libra en el ciberespacio, donde se lanzan amenazas contra objetivos críticos con la intención de causar problemas logísticos, sabotear infraestructuras críticas o propagar propaganda que confunda al enemigo, por poner sólo algunos ejemplos”, señala Albors.
Guiado y manejo de todo tipo de vehículos
La conducción autónoma ya es una realidad común en la vida civil, pero su aplicación en el ámbito militar plantea desafíos específicos, especialmente cuando se trata de vehículos armados con capacidad letal. El uso de inteligencia artificial para guiar vehículos y tomar decisiones autónomas, incluso en contextos que implican daño letal, requiere una evaluación ética rigurosa.
Desde el punto de vista tecnológico, la conducción autónoma ha alcanzado un nivel avanzado de desarrollo, ofreciendo ventajas significativas en el entorno militar al minimizar los errores humanos. Sin embargo, pocas fuerzas armadas están dispuestas a ceder por completo el control de sus vehículos a la IA sin la supervisión de un operador humano.
“Además, el uso de drones en entornos bélicos está teniendo una rápida evolución, con la guerra en Ucrania como uno de los escenarios principales donde más experiencia se está adquiriendo al respecto”, continúa Albors. “Es cuestión de tiempo que los operadores de drones sean sustituidos o, como mínimo, se apoyen en inteligencias artificiales capaces de controlar enjambres enteros, tanto de drones convencionales como de nanodrones, para realizar operaciones especiales de precisión”.
Aun limitando su uso para el manejo de vehículos autónomos, la IA permite aprovechar sus capacidades para entrenar a futuros conductores y pilotos en cualquier tipo de simuladores. De esta forma, se ofrece un apartado práctico que complementa al entrenamiento teórico y permite reflejar los últimos avances para simular de manera más realista el campo de batalla.
Recopilación de inteligencia
Si en algo destaca la inteligencia artificial es en la elevada capacidad de procesamiento de datos de la que dispone. Esta capacidad es de especial interés a la hora de recopilar y clasificar información que puede ser usada por los servicios de inteligencia que nutren a los mandos militares y que resulta vital a la hora de tomar decisiones en el teatro de operaciones.
En este apartado encontramos, por ejemplo, la intercepción de comunicaciones del enemigo: no solo se permite ampliar significativamente la cantidad de datos a interceptar sino que, en el caso de interceptar comunicaciones cifradas, se podrían usar algoritmos potenciados por IA para tratar de descifrar total o parcialmente estas comunicaciones, lo que aportaría una ventaja estratégica.
Así mismo, la capacidad de procesamiento y clasificación de inteligencia que puede aportar la IA, ayuda a los comandantes a tomar decisiones acertadas que tienen un impacto real sobre el campo de batalla, todo en un menor espacio de tiempo. De la misma forma, se puede crear información fraudulenta apoyada por IA para hacerla más creíble de cara a que el enemigo la intercepte y así engañarlo, haciendo que destine valiosos recursos o neutralizar operaciones que nunca se llevarán a cabo.