Uno de los grandes males de España es la inversión pública obcecada en beneficiar aquellos sectores que han quedado más tocados por la crisis. Por el contrario, aquellos ámbitos que podrían producir valor añadido a la producción haciendo del territorio español un lugar competitivo con otras grandes industrias nacionales del planeta, se ha convertido en un gran parque inmobiliario.
Son muchas las voces que han denunciado esta situación. Normalmente estas voces provienen de organizaciones que el estado tiene silenciadas o que ningunea. Lo raro se produce cuando una gran empresa critica frontalmente la distribución de las inversiones públicas en industria.
Recientemente ha sido el presidente y consejero delegado de Telefónica I+D, Carlos Domingo quien ha considerado que las empresas españolas suspenden en innovación así como la iniciativa pública hace una muy mala repartición de los recursos que acaban en investigaciones que apenas no tienen retorno en la economía real. Según el mismo resulta extraño que las universidades españolas tengan un muy buen nivel en investigación pero por otro lado muy pocas patentes.
En resumen, Domingo pone sobre la mesa aquellos problemas endémicos que son en gran parte fenómenos que han motivado la crisis y que por otro lado se han agravado con ella.