En el campo de los smartphone o también denominados teléfonos inteligentes (TI) siempre se había creado una división teórica que afirmaba que los iPhone tenían un componente lúdico mientras que las Blackberry estaban concebidas y destinadas al mundo de la empresa.
Pues bien, desde hace algunos meses y a raíz seguramente de los problemas vividos por la Blackberry es cada vez más frecuente ver en reuniones de negocio y similares, como las manos de los presentes albergan ya, también, iPhones. Las encuestas efectuadas sobre 2.300 trabajadores consideran que el crecimiento del TI de Apple es cada vez mayor aunque su homónimo de teclado aún le supera en presencia empresarial.
Nadie se atreve a afirmar si la tendencia va a seguir a la alza o si por el contrario será una oscilación del mercado. De todos modos las cifras están ahí y son ineludibles.
Lo único que sabemos a ciencia cierta es que se ha establecido una simbiosis inalterable que pone a la empresa y los TI en un mismo plano.
Entrar en una reunión o en una sala de congreso y ver como alguien no tiene su correspondiente teléfono de última generación en la mano es una imagen extraña de veras. No es un vicio raro el de empresarios y trabajadores, es del todo normal que en el mundo laboral sea necesario este tipo de dispositivos. Descargar imágenes o documentos in situ es capital para estar a la última y no quedarse rezagado.