El TCG Anadolu (L-400), comisionado (es decir, puesto oficialmente en servicio) el pasado 10 de abril, estará equipado, al menos por el momento, exclusivamente con unidades aéreas no tripuladas. En concreto, se trata de los drones Bayraktar K?z?lelma (todavía en desarrollo) y Bayraktar TB3 (que ha ganado fama en la guerra de Ucrania), que convierten a este en el primer “portaaviones para drones”, en una denominación técnicamente incorrecta, pero suficientemente comprensible para todo el mundo.
El proyecto del Anadolu ha sido llevado a cabo por un consorcio formado por los astilleros turcos Sedef, y la española Navantia, tomando como base el buque de asalto anfibio español Juan Carlos I. El nuevo buque dispone de la capacidad de transportar unidades de asalto anfibias con sus respectivos vehículos, así como para proporcionarles apoyo aéreo, o bien para realizar operaciones humanitarias como evacuaciones.
Pese a que el presidente turco, Recep Tayyip Erdo?an, se ha referido a esta nave como capaz de llevar a cabo operaciones en los cuatro puntos cardinales del mundo, se trata más bien de un buque concebido para operar en el Mediterráneo y aguas colindantes.
Dotarlo exclusivamente de drones se debe, principalmente, a la expulsión de Turquía del programa de desarrollo del caza furtivo multirrol F-35, expulsión producida por la adquisición por parte turca del sistema SAM (misiles de superficie a aire, por sus siglas en inglés) S-400 ruso, cuyo software podría acabar revelando detalles técnicos del F-35 a los rusos.
Debido a dicha expulsión, la marina turca se quedó sin sus F-35 con capacidad VSTOL (despegue en pista corta), para equipar al barco que se venía proyectando desde 2013. Si unimos esto a la pujanza del desarrollo de drones por parte de Turquía, tenemos el panorama perfecto para que el gobierno del país haya confiado en su reputada tecnología para fiar la cobertura aérea de sus tropas embarcadas a los UCAVs de factura propia.
Si bien las aeronaves no tripuladas están ganando protagonismo en los conflictos bélicos, como hemos visto en Ucrania, todavía no ocupan el puesto de las aeronaves tripuladas. De hecho, diversos proyectos europeos y estadounidenses, dibujan el futuro de las aeronaves militares como una aeronave tripulada, rodeada de diversos drones que interactuarían con ella y estarían a disposición del piloto humano para la realización de tareas concretas, convirtiendo a dicho piloto en el epicentro de un sistema más automatizado.
Además, como demostrador de la tecnología turca en materia de aeronaves autónomas, el Anadolu es perfecto, aunque es probable que en caso de conflicto, lo veamos con una dotación de aeronaves también pilotadas.