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La primera misión de retirada de desechos espaciales

Escrito por Redacción TNI el 15/12/2020 a las 19:19:43
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Tras el segundo lanzamiento de Vega, que tuvo lugar en 2013, este objeto quedó en una órbita cementerio, a una altitud aproximada de entre 801 y 664 km, compatible con Directrices para la Reducción de Desechos Espaciales.  


La firma de un contrato de servicio como este, en lugar de aprovisionar y llevar a cabo la misión completa, representa una nueva forma de hacer negocios para la ESA y constituye el primer paso para establecer un nuevo sector comercial dedicado al espacio.

 

Además de adquirir el aparataje para esta misión inicial, para cuyo desarrollo ClearSpace obtendrá el resto de la financiación por medio de inversores comerciales, la ESA también contribuirá con tecnologías clave de vuelo, desarrolladas en el marco de la iniciativa Espacio Limpio a través del proyecto ADRIOS (Active Debris Removal/In-Orbit Servicing, o Eliminación Activa de Desechos/Servicios en Órbita).

 

Estas tecnologías incluyen sistemas de guiado, navegación y control avanzados, así como inteligencia artificial basada en visión, que permitirán al satélite cazador acercarse con seguridad y de modo autónomo a su objetivo, y a los brazos robóticos llevar a cabo la captura.

 

Logros difíciles de alcanzar
 

“Pensemos que todas las capturas que han tenido lugar hasta ahora se han efectuado con objetos cooperativos y totalmente controlados”, explica Jan Wörner, director general de la ESA. “Cuando hablamos de basura espacial, por definición, ese control es imposible: se trata de objetos a la deriva que a menudo van dando tumbos por el espacio”.

 

“Así, esta primera captura y retirada de un objeto espacial no cooperativo representa un logro extremadamente difícil. Pero viendo que el número total de satélites va a incrementarse rápidamente durante la próxima década, su eliminación regular va a ser esencial para tener bajo control los niveles de desechos y prevenir una cascada de colisiones que amenazaría con agravar enormemente el problema de la basura espacial”.

 

Luc Piguet, fundador y CEO de ClearSpace, comenta: “A velocidades orbitales, hasta un tornillo puede golpear con una fuerza explosiva que ni siquiera los diseñadores pueden considerar para proteger sus misiones; en su lugar, es necesario responder a esta amenaza mediante la retirada activa de los desechos espaciales”. 

 

“Nuestro diseño de ‘remolque’ podrá limpiar de basura órbitas clave que, de otro modo, quedarían inutilizables para futuras misiones, eliminando así riesgos crecientes y problemas para sus propietarios y beneficiando al conjunto de la industria espacial. Nuestro objetivo es proporcionar servicios en órbita asequibles y sostenibles”.


Luisa Innocenti, responsable de la Oficina de Espacio Limpio de la ESA, añade: “El plan es que esta captura pionera se convierta en un referente comercial básico y recurrente, no solo para la eliminación de residuos por parte de actores espaciales responsables de todo el mundo, sino también para los servicios en órbita: estas mismas tecnologías permitirán el repostaje y mantenimiento en órbita de satélites, prolongando así su vida útil. Con el tiempo, queremos que esta tendencia se extienda hasta el ensamblaje, la fabricación y el reciclaje en órbita”.

 

Liderazgo europeo en la retirada de desechos

ClearSpace, empresa derivada fundada por un equipo de investigadores especializados en desechos espaciales de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), lidera un equipo industrial que incluye compañías de distintos países europeos, con contribuciones de Suiza, República Checa, Alemania, Suecia, Polonia, Reino Unido, Portugal y Rumanía.

 

Con una masa de 112 kg, Vespa, el objetivo de ClearSpace-1, tiene un tamaño similar al de un satélite pequeño. Además, su forma relativamente simple y su construcción robusta hacen que sea un primer candidato ideal, antes de pasar a capturas mayores y más difíciles en misiones posteriores, que con el tiempo también incluirán capturas multiobjeto.

 

Al principio, la misión ClearSpace-1 se lanzará a una órbita inferior de 500 km de altitud para su puesta en servicio y los ensayos críticos, antes de ascender a la órbita final para el encuentro con el objeto y su captura empleando cuatro brazos robóticos, todo ello bajo la supervisión de la ESA. Después, tanto el robot espacial de captura como Vespa se desorbitarán para desintegrarse en la atmósfera.