Para quien no conozca la plataforma Raspberry Pi, se trata de una serie de SBCs (Single Board Computer, u ordenadores que caben y se presentan en formato de placa) basados en la arquitectura ARM, de bajo coste y grandes posibilidades de ampliación, que por su precio y posibilidades, son perfectos para aplicaciones educativas, para que los más jóvenes empiecen a aprender las bases de la ciencia computacional, tanto en su vertiente hardware como en la software.
Pero, al mismo tiempo, la plataforma Raspberry Pi es también una versátil herramienta que permite dar vida a ordenadores de la IoT, industriales e incluso militares o de misión crítica, gracias a su compacto tamaño, potencia, y base de software estándar (puede funcionar con GNU/Linux o Android, entre otros sistemas).
Gracias a esta flexibilidad combinada con su potencia de procesamiento, un equipo de estudiantes de la Universidad Estatal de Utah (USU por sus siglas en inglés) ha lanzado al espacio, con la colaboración de la NASA, un microsatélite de forma cúbica de 10 cm de lado, equipado con una Raspberry Pi Zero, un módulo de cámara y un microcontrolador, en lo que es el primer satélite equipado por dicha plataforma de hardware que entre en órbita.
El GASPACS CubeSat tiene como misión principal probar un sistema de estabilización, el cual fue testado con éxito a partir de su lanzamiento desde la Estación Espacial Internacional, aunque el programa también incluía diversas misiones secundarias.
Entre estas, probar la resistencia que presentan, precisamente, los pequeños satélites basados en hardware barato.
Debemos pensar que por sus dimensiones y presupuesto, el GASPACS CubeSat no dispone de escudos de protección antirradiación, de forma que es vulnerable a cualquier radiación que provenga del espacio.
Precisamente, para prevenir el caso que, por ejemplo, un viento solar pueda provocar problemas en la Raspberry Pi, el microcontrolador queda a cargo de reiniciarlo, por el viejo pero efectivo método de encenderlo y volverlo a apagar.
Por el momento, y desde el pasado 27 de enero, el pequeño satélite sigue operativo y enviando imágenes a la tierra. Podemos seguir sus evoluciones a través de la cuenta de Twitter creada por el equipo responsable del proyecto.
El hardware barato como la Raspberry Pi (con un precio que puede partir de los 15 dólares) puede permitir una nueva era de los microsatélites, en la que costará más el hecho de ponerlos en órbita que el precio de construirlos. Y, gracias a este tipo de hardware popular, su programación quedará al alcance de cualquiera.