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Las organizaciones radicales reclutan más online durante la pandemia

Escrito por Guillem Alsina el 13/10/2020 a las 17:03:10
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Con perdón del juego de palabras, pero durante la pandemia, los grupos radicales de todo signo que captan nuevos adeptos utilizando, sobre todo, Internet y las redes sociales, están haciendo su agosto.


Según el think tank británico RUSI, como pasamos más horas metidos en casa y en el ordenador, quienes ya antes eran potenciales víctimas de estos grupos, ahora todavía corren un mayor riesgo. Y la situación de crisis por la que están atravesando muchas de estas personas debido a la difícil coyuntura económica, no ayuda precisamente.


Estamos hablando tanto de grupos de extrema derecha, como de grupos integristas islámicos (Estado Islámico, por ejemplo).


Siete medidas para luchar contra esta dinámica


Según sigue explicando RUSI en el texto que ha publicado, un grupo de unas 120 organizaciones de prevención de la violencia extremista de todo tipo, gobiernos, y entidades de la sociedad civil de países que sufren casos de radicalización entre su población (Kosovo, Túnez, Filipinas, Nigeria,...) se han ido reuniendo a lo largo de la pandemia para tratar el asunto, y han llegado a la conclusión de que hay siete formas, tanto online como offline, de ayudar a combatir este problema:

 

 

  • Como, en general, esta situación que estamos viviendo nos provoca incertidumbre y cierta ansiedad, ello exige la necesidad de dirigir a los internautas a fuentes de información fiables y contrastables. Las organizaciones extremistas ofrecen respuestas fáciles a preguntas difíciles. Dirigir a quienes quieren saber a información veraz y fundamentada, es clave.

  • Relacionado con el anterior punto, las organizaciones deben preparar nuevo contenido a medida que vayan surgiendo las necesidades y las preguntas, informando sobre ayudas y servicios que ofrecen las entidades gubernamentales para ayudar a los ciudadanos a superar los efectos de la pandemia.

  • Hay que implicar a la sociedad civil, a las personas (a todas) para llegar allí donde no llegan los medios oficiales porque estos últimos generan desconfianza.

  • Los mensajes racionales son más efectivos. Mientras los grupos islamistas apelan a las emociones, a la ansiedad, y realizan campañas de avivamiento del odio, la información para combatir estas prácticas necesita explicar los hechos y por qué dicha información es importante en sí misma.

  • Una buena forma de apoyo a los miembros más débiles de la comunidad es simplemente estar ahí, conectados y acompañándolos. De esta forma, se evita que consuman contenidos que los llevarían a la radicalización.

  • Combatir la desinformación y las teorías conspiranoicas poniendo al descubierto las mentiras en las que se basan. Los ‘fact-checking’ pueden ser una buena herramienta para ello.

  • Dar esperanza. Hay una salida para todo esto, sólo es cuestión de verlo. Los grupos extremistas acostumbran a jugar con la desesperación de quienes han perdido todo o casi todo con esta crisis.


El artículo de RUSI termina enfatizando en la comunicación como clave para poder construir comunidades fuertes y resistentes a la radicalización.