Si parecía que con los relojes inteligentes (smartwatches) ya lo habíamos visto todo, y nada quedaba ya por sensorizar e imbuirle cierta capacidad de computación para que ganara algo de “inteligencia”, estábamos equivocados, porque lo próximo va a ser el mobiliario doméstico.
La premisa de este tipo de mobiliario es simple: integrar tecnología avanzada en los elementos más tradicionales de nuestra vivienda para facilitar el día a día. Más allá de convertirlos así en meros gadgets, este nuevo paradigma busca aportar soluciones prácticas y valiosas como, por ejemplo, en el caso de los escritorios sit-stand programables.
Estos, una vez ajustados, pueden memorizar las preferencias de uno o varios usuarios, adaptándose a las preferencias de cada usuario (por ejemplo, en un hogar, de cada miembro de la familia), brindando mayor comodidad a cada uno al permitirle adoptar su postura favorita, o aquella que sea más ergonómica para trabajar.
Por su parte, las camas inteligentes incorporan sensores y controles para ajustar desde la firmeza del colchón hasta el ángulo del cabecero, ofreciendo características adicionales como la monitorización de la calidad del sueño (que ahora llevan a cabo pulseras de actividad y smartwatches), alarmas vibratorias y control de temperatura.
Los sofás no se escapan de esta tendencia, gracias a aplicaciones o asistentes virtuales que permiten ajustar su firmeza, elevar el reposapiés o activando los masajes en caso de que dicho mueble disponga de ellos, y gracias a sensores y actuadores incluidos en la estructura del sofá.
Y no solo en el salón; hay armarios que rotan la ropa, quitándonos el quebradero de cabeza que supone cambiar la ropa de verano e invierno, o controlando la humedad para mantener fresca la ropa.
Las cocinas no podían ser una excepción en esta tendencia, y aquí encontramos mesas que incluyen placas de cocción integradas y sillas con control de temperatura.
Esta explosión de tecnología imbuida en nuestro mobiliario doméstico se prevé gracias a que se integra con la estética, pasando desapercibida, según nos explican en este artículo de TWICE, publicación estadounidense especializada en el sector tecnológico.
Los avances que han facilitado esta integración haciendo que la tecnología quede escondida, incluyen iluminación LED, superficies sensibles al tacto y compartimentos ocultos para cables.
Y gracias al uso de estándares de conectividad, estos muebles inteligentes se conectan con el resto de los dispositivos del hogar inteligente, pudiendo ser controlados en grupo para crear ambientes personalizados para cada ocupante del hogar.
Como toda innovación, el mobiliario inteligente presenta retos, que abarcan desde la privacidad y la ética, hasta las barreras de precio.