En un sistema de mercado libre, la oferta y la demanda de un determinado producto o servicio son los factores que acaban marcando su precio. Eso, como en cualquier otro sistema económico, tiene sus ventajas y presenta sus defectos -y admiradores y detractores del sistema capitalista enfatizan más en unos o en otros-. En concreto, si nos vamos al sector inmobiliario, zonas de alta demanda por parte de clase pudiente ven rápidamente incrementados los precios de las viviendas.
Con la eclosión del Silicon Valley y, posteriormente, con la eclosión del ecosistema de startups innovadoras en San Francisco, esta ciudad norteamericana vio como el área de la bahía era rápidamente copada por los CEOs y propietarios de empresas tecnológicas entre otros perfiles, provocando que los precios fueran al alza de una forma rápida y descontrolada.
La llegada de la pandemia y, con ella, las medidas restrictivas que han espoleado el teletrabajo para poder mantener el ritmo de trabajo de las empresas, han provocado un cambio de dinámica que ha reforzado la adopción del teletrabajo no como algo transitorio para superar unas circunstancias puntuales, sino como algo definitivo.
La virtualidad ha llegado para quedarse, aunque también es cierto que a esta altura, desconocemos si la presencialidad va a recuperar algo de terreno en eventos determinados, aunque lo que es seguro es que los puestos de trabajo allí donde se pueden convertir en remotos, no volverán a la situación inicial.
Y, al ser esto cierto especialmente entre las empresas tecnológicas, lo que ha provocado es un fenómeno de deslocalización, con un éxodo de ejecutivos que abandonan el área de la bahía de San Francisco en busca de lugares más tranquilos y baratos, con la consiguiente bajada de precios en el sector inmobiliario en la ciudad californiana.
Lo explican en NBC News, además de mencionar la satisfacción que esto ha comportado a determinados sectores de la sociedad sanfranciscana. Como podemos imaginar, no se trata de quienes trabajan en el sector inmobiliario o quienes han hecho negocio aprovechando el alza de precios, ya que estos representan la amarga cara opuesta de quien va a salir perdiendo, o puede acabar haciéndolo.
Quienes se alegran son los sanfranciscanos "de toda la vida", aquellas personas que no trabajan en el sector tecnológico y cuyas rentas no les dan para costearse una vivienda en los barrios que tradicionalmente habían sido habitados por familias que ya vivían de antaño en la ciudad, o bien llegaban a ella y podían permitirse unas rentas asequibles.
No obstante, en este sentido, la situación no ha mejorado de forma instantánea, y los precios de los habitajes todavía siguen siendo prohibitivos para la mayoría, según sigue informando NBC News.
Los destinos de la diáspora tecnológica que se marcha de San Francisco son ciudades como Miami (Florida), Denver (Colorado), o Austin (Texas).