Un grupo de empresas estadounidenses llamado Lidar Coalition que producen tecnología para vehículos autónomos, está expresando preocupaciones acerca de los productos de sus competidores chinos.
Los radares Lidar permiten a los vehículos autónomos detectar otros autos o peatones, además de crear mapas altamente detallados de todo lo que encuentran. Las empresas que componen la Lidar Coalition argumentan que esta tecnología podría recolectar grandes cantidades de datos sensibles sobre la infraestructura de Estados Unidos, y podrían ser utilizados por compañías chinas en vehículos militares para convertirlos en autos autónomos, según informan en la revista Wired.
Empresas estadounidenses como Kodiak Robotics e Inertial Labs utilizan dispositivos Lidar de Hesai Group en sus sistemas de conducción autónoma. Hesai Group, una compañía china, vende productos Lidar con un descuento considerable en comparación con sus competidores y controla el 47% del mercado Lidar para uso automotriz.
Kodiak alaba las soluciones Lidar de Hesai como unas de las mejores disponibles en el mercado. Sin embargo, esta dependencia de la tecnología china ha despertado inquietudes en el ámbito político.
Varios miembros del Congreso y representantes de los EEUU han expresado su preocupación por ceder terreno a China en la tecnología Lidar, considerando posibles amenazas a la seguridad nacional como la antes expresada de mapear infraestructuras críticas.
Esta situación podría llevar a la apertura de un nuevo frente en las tensiones tecnológicas entre ambas superpotencias, extendiendo las preocupaciones más allá de la infraestructura de telecomunicaciones y la inteligencia artificial.
La Lidar Coalition tiene como objetivo desalentar a las empresas estadounidenses de hacer negocios con los proveedores chinos. Como parte de su iniciativa, la coalición está distribuyendo un documento de análisis a los legisladores y empresas automotrices, destacando los riesgos asociados con la tecnología Lidar china.
El uso creciente de la tecnología Lidar en una amplia variedad de aplicaciones, que va desde los vehículos autónomos hasta la cartografía aérea, hace de este debate un tema relevante y urgente en la escena tecnológica y política actual.
El desarrollo de esta situación podría tener amplias implicaciones para el futuro de la tecnología de conducción autónoma y las relaciones comerciales entre EEUU y China.