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Los Estados Unidos quieren mejorar su ciberdefensa

Escrito por Guillem Alsina el 20/08/2024 a las 08:49:56
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Actualmente, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos cuentan con seis ramas: tierra (US Army), mar (US Navy), aire (USAF), Marines, Guardia Costera, y la más reciente es la Fuerza Espacial, creada a finales de 2019. A estas, en un futuro tal vez no muy lejano, se les podría añadir una séptima, centrada en el ciberespacio.


Las amenazas que representan los actores estatales como Corea del Norte, Rusia y China, aunque también el peligro que representan actores no estatales como los grupos terroristas islamistas, han hecho que algunas de las mentes pensantes en el ejército estadounidense, y los políticos de Washington, crean que la actual disposición de los recursos de defensa y guerra cibernética, no es suficientemente buena como para aguantar los futuros retos que la coyuntura internacional hace divisar, por lo que es necesario “sacudir el árbol” y crear una nueva estructura dedicada.


En el orden de combate del ejército estadounidense ya existe una organización que se encarga de la ciberguerra, el USCYBERCOM (Comando Cibernético de los Estados Unidos), pero trabaja en base al personal que pueden cederle las demás ramas de las fuerzas armadas, que tienen sus propias unidades de ciberdefensa/ciberguerra.


Es, por ejemplo, el caso del ejército de tierra, o el del aire, que disponen de sus propias unidades, soldados uniformados con un contrato muy similar al de cualquier otro soldado. Y sin contar que dichas unidades, responden a los criterios tácticos de su respectiva rama del ejército.


El debate sobre una nueva fuerza ciberespacial no es nuevo, lleva ya varios años sobre la mesa, tal como nos lo explica el American Homefront Project, una publicación dedicada a la actualidad del colectivo militar estadounidense y sus familias.


El principal desafío que presenta la organización actual del USCYBERCOM es la dotación de personal, con el modelo antes explicado de cesión por parte de las demás ramas de las fuerzas armadas, y con lo que se podría fácilmente tipificar de “escasez crónica” de efectivos.


Una fuerza cibernética dedicada, podría establecer sus propios estándares de reclutamiento, no siendo necesario para operar en esta, una forma física como en otras ramas del ejército. Incluso estaríamos hablando de la posibilidad de trabajar sin tener que vestir uniforme, teletrabajar, tener horarios flexibles, y compaginar la actividad militar con actividad profesional en una empresa privada.


De esta forma, se potenciaría la captación de talento y su retención, y se podría diseñar también una fuerza cibernética de reserva, tal como la Guardia Nacional: profesionales que trabajan en el sector, pero que dedican algunos periodos del año a tareas militares. Estos profesionales se beneficiarían de la formación recibida en la empresa privada, que redundaría también en beneficio para el ejército, y viceversa.


El entrenamiento militar en materia de ciberseguridad también puede atraer a las empresas privadas, que podrían estar interesadas en contratar profesionales en los cuadros militares, pero manteniendo su doble condición civil y militar, a cambio de que el ejército los forme. Una combinación ganadora en la que ambas partes se ven beneficiadas.


El coste económico de crear esta nueva rama en el ejército, y la necesidad de reestructurar una parte de las fuerzas armadas, son los principales argumentos de quienes están en contra de la creación de la nueva rama cibernética de las fuerzas armadas estadounidenses.