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Los nómadas digitales, un problema económico para los autóctonos

Escrito por Guillem Alsina el 13/06/2023 a las 09:58:29
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El fenómeno de los llamados “nómadas digitales” es muy reciente,y consiste en aquellos profesionales liberales, generalmente vinculados al sector tecnológico, que pueden teletrabajar, y que aprovechan esta circunstancia para viajar, vivir durante un corto espacio de tiempo en cada ciudad y país que visitan, trabajando por proyectos para empresas que pueden estar a miles de kilómetros de distancia.


Este estilo de vida pueden llevarlo a cabo, generalmente, profesionales que, por su valía y cualificaciones, son altamente especializados y cobran acorde con tal condición, por lo que sus ingresos son mayores que el de la población media. Si a esto le añadimos que, en muchos casos, trabajan para empresas que pueden remunerarlos bien, tenemos un cóctel explosivo que provoca que, en las ciudades que muchos de estos nómadas digitales eligen para vivir temporalmente, los precios suban, dificultando la subsistencia a los ciudadanos locales “de toda la vida”.


Por si esto no fuera poco, algunos gobiernos deseosos de atraer este tipo de visitantes, les dan facilidades a través de visas de trabajo en forma de facilidades fiscales, como menores impuestos, lo que también molesta a los ciudadanos nacionales de los países que acogen a este nuevo tipo de nómadas.


El resultado es que, por ejemplo, los precios de la vivienda suben exponencialmente, dejando fuera del mercado a la gran mayoría de la población local, que se ve obligada a irse fuera de las ciudades, a poblaciones próximas con menor presión en este sentido, y dejando atrás la ciudad que los ha visto nacer y crecer.


Según explican en Genbeta, esta situación está provocando malestar en muchas ciudades que son destinaciones favoritas para los nómadas digitales, tales como Lisboa. La capital portuguesa acoge a unos 16.000 ‘expats’, según apunta el artículo.


El problema va más allá del tema económico, desbordándolo hacia el social y cultural; muchas veces, los recién llegados no se molestan en aprender el idioma local, formando grupos de ‘expats’ multinacionales que se relacionan entre ellos y con la poca población autóctona con la que tienen contacto en inglés, la ‘lingua franca’ del siglo XXI.


Este es el caso de A.B, una persona de Barcelona que conozco, y que me ha llegado a pedir que le enseñe algo de catalán por videoconferencia ya que todo su entorno inmediato es de habla inglesa, y solamente puede practicar y aprender algo de catalán gracias a una persona de Barcelona que vé esporádicamente.