La crisis provocada por el coronavirus ha posicionado a los Parques Científicos y Tecnológicos como entornos de excelencia. Y es que, gracias a su carácter innovador y su digitalización transversal, estos ecosistemas apenas se han visto afectados por la crisis del Covid-19. Es más, el entorno colaborativo que rige estos centros ha mejorado la perspectiva de obtención de financiación, tanto de inversores privados como de administraciones públicas.
En sus más de 35 años de existencia, los Parques Científicos y Tecnológicos españoles se han posicionado como verdaderos viveros de innovación en los que surgen proyectos en diversas áreas como la energía, farmacología, biotecnología, smartcities o sostenibilidad. De hecho, España es uno de los países europeos más activos en la creación de este tipo de Tecnópolis, con 66 parques a lo largo de todo el territorio nacional, según refleja el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Sus cifras registradas hasta el inicio de la crisis del Covid-19 muestran un ascenso progresivo, pues en 2019 el número de empresas e instituciones instaladas en estos espacios era de 8.130, de los cuales 345 son de capital extranjeros y 963 son empresas de incubación. Los números no han dejado de aumentar, pues los últimos datos publicados por la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) manifiestan que el número de empresas instaladas en Parques Científicos Tecnológicos (PCT) ha aumentado más del 70% en la última década.
Datos como estos dejan entrever el peso que ha ido ganando la I+D sobre la estructura productiva española. En 2017, la innovación y el desarrollo ya suponían un 1,2% del PIB gracias a las iniciativas desarrolladas por el sector empresarial, tal y como muestra el Informe COTEC 2019. Ahora, en plena crisis económica, destacan por su menor destrucción de empleo y por aportar soluciones disruptivas para hacer frente a la Covid-19.
Prueba de ello son las empresas ubicadas en la Milla del Conocimiento Margarita Salas de Gijón donde el Parque Científico y Tecnológico alberga la mayoría de ellas. Este Parque Científico Tecnológico está gestionado por Gijón Impulsa, entidad encargada de fomentar e impulsar el desarrollo económico y la innovación local de Gijón. Un lugar en el que el 34,2% de sus compañías no ha visto afectada su actividad por la pandemia y un 29,1% ha sufrido un impacto poco relevante.
Un enclave para la creación de empleo
Si echamos un vistazo al porcentaje que representa el empleo en los parques por comunidad autónoma, País Vasco (2%), Cataluña (1,8%), Andalucía (1,7%), Asturias (1,6%) y Cantabria (1,6%), son las comunidades en las que sus Parques Científicos y Tecnológicos están contribuyendo en mayor medida a la creación de empleo. Y es que, según la APTE, las empresas residentes en estos espacios de desarrollo avanzado dan empleo a 178.535 profesionales, de los que más de 37.000 se dedican a tareas de I+D+i, casi un 9% más que en 2018.
Concretamente, el sector que aglutina mayor número de empresas en los parques miembros de la APTE es del de la Información, Informática y Telecomunicaciones (26,21%), seguido por Ingeniería, Consultoría y Asesoría, con el 22,34%. El resto se reparte en Medicina y Salud, 7% o Industria, 6%, y los sectores de Energía y Medio Ambiente, Tecnología e I+D y Aeronáutica y Automoción, que conjuntamente suponen al 9,5%.
Precisamente es el espíritu innovador de las empresas que conforman los parques tecnológicos lo que les ha permitido sobrellevar mejor la situación de crisis actual consecuencia de la pandemia y que, precisamente, hayan llegado a detectar nuevas oportunidades de mejora gracias, entre otras cosas, a las infraestructuras que los potencian.
Infraestructuras, calidad y respaldo institucional
Pero ¿qué tienen de especial los parques tecnológicos para atraer la riqueza a las ciudades que los acogen? La mayoría coincide en que requieren ambientes privilegiados, buscando la proximidad a universidades y centros de investigación para facilitar la realización de programas I+D. Además, deben estar próximos a carreteras y aeropuertos a fin de garantizar buena comunicación y, generalmente, están localizados en ejes de desarrollo económico, áreas metropolitanas de mayor crecimiento o están ubicados cerca de núcleos urbanos de más de 100.000 habitantes con un tejido industrial solvente.
Otro de los factores que determina la existencia de estos parques es el apoyo municipal que los respalda, precisamente, para potenciar el desarrollo de la zona. De hecho, hay parques como el Parque Científico y Tecnológico de Gijón que está impulsado enteramente por iniciativa de un ayuntamiento, siendo el único en España con esta característica. Este hecho, refleja cómo el papel de las administraciones en el desarrollo de los parques tecnológicos se traduce en una estrecha colaboración público-privada para poder potenciar su crecimiento.
Tal es el caso de Gijón Impulsa, que cuenta con herramientas de financiación empresarial para cubrir las necesidades financieras que puedan tener las organizaciones de su ecosistema empresarial, aunando servicios a tres tipos de agentes incluidos en un ecosistema de innovación: A las empresas, siendo entornos de colaboración; a los profesionales, mediante formación y, también, a la sociedad al hacer accesibles a la población la ciencia y la tecnología. Esto les permite desarrollar un modelo de negocio sostenible con las máximas garantías de futuro.
De hecho el Parque Científico Tecnológico de Gijón está en pleno proceso de ampliación debido a la demanda de espacio pero con la vista puesta en un crecimiento adaptado a las necesidades actuales, y contar con una mayor colaboración privada para integrar de forma efectiva la ampliación en la ciudad. Con ello se pretende que el futuro espacio sea polo de atracción para la ciudadanía, ofreciendo un entorno privilegiado, amigable y más asequible al modo de vida actual.
El reto de la innovación en plena crisis económica
La crisis de la Covid-19 ha devuelto el protagonismo de los Parques Científicos y Tecnológicos en la recuperación de la economía, impulsando áreas geográficas concretas que permiten ir más allá de lo puramente local para crear redes europeas con las que transferir conocimiento y movilidad de empresas y personas.
“Captar y retener una fuerza laboral cualificada es crucial para fortalecer la competitividad y asentar empresas innovadoras y los Parques Científicos y Tecnológicos son los enclaves más apropiados para ello por su gran capacidad de creación de sinergias y transferencia de conocimiento” apunta Luis Díaz, gerente de Gijón Impulsa.
Los Parques Científicos y Tecnológicos están evolucionando a través de mecanismos de conectividad entre los diversos agentes del ecosistema. Actúan como conectores entre los agentes de la conocida como cuádruple hélice, es decir, la administración, la academia, la industria y la sociedad. De hecho, según la APTE, en estos momentos son 44 las instituciones de educación superior que colaboran con los parques, pues tienen acceso a ecosistemas de innovación altamente competitivos y en constante evolución que permiten generar sinergias fácilmente y dar dinamicidad a este tipo de entornos.
Estas uniones son, precisamente, las que permiten que las innovaciones desarrolladas en ciudades como Gijón acaben siendo referencia tecnológica a nivel mundial o que empresas internacionales se instalen en estos enclaves. Es el caso de Thyssenkrup Elevator Innovation Center, empresa de origen alemán que tiene su Centro de I+D+i dentro de la Milla del Conocimiento de Gijón y que apuesta por fomentar prácticas que permitan atraer, retener y potenciar la innovación y el talento. También atrae a diferentes empresas con proyección internacional como son TSK, Indra, Duro Feleguera o Rapha Racing, entre otras, las que han elegido ubicarse en este ecosistema de innovación para llevar a cabo sus desarrollos tecnológicos.
Y es que los datos de impacto de estos Parques Científicos y Tecnológicos son la mayor representación del potencial que estas dos áreas, la científica y la tecnológica, tienen para inculcar un modelo productivo sostenible en nuestro país.
Precisamente, las universidades científicamente avanzadas, junto con los perfiles altamente cualificados, los recursos de capital riesgo y la cultura emprendedora son los cuatro factores que Fundación COTEC considera imprescindibles para que un parque de estas características se convierta en un polo de innovación.
Tal y como apunta esta fundación, el futuro de los parques tecnológicos pasa por el deseo de convertirse en un símbolo de modernidad e innovación no sólo de la administración pública que lo impulsa, también de la nueva realidad que está emergiendo en la sociedad, como consecuencia del nuevo paradigma mundial. Los parques, en sus distintas modalidades, sólo tendrán futuro en la medida en que sean capaces de proporcionar valor añadido en cada uno de sus servicios y programas, y que estos se diseñen y realicen con el mismo espíritu emprendedor e innovador que la nueva economía exigirá a todos los agentes económicos.