MJN es el dispositivo wearable en forma de audífono que la empresa gerundense MJN Neuroserveis ha creado para poder prevenir con unos minutos de antelación, la llegada de un ataque epiléptico.
La construcción de esta empresa y todo lo que ha logrado hasta el día de hoy, parten de una experiencia personal, ya que uno de los fundadores de la compañía tiene una hija que sufre de epilepsia y, como buen padre, uno de sus principales objetivos en la vida ha sido proporcionarle calidad de vida a su hija y a todas aquellas personas que sufren de epilepsia.
Este pasado mes de abril, dicho trabajo se vio recompensado con la obtención del certificado CE para dispositivos médicos por parte de la Unión Europea, que lo reconoce como dispositivo médico al cumplir con la directiva 93/42/EEC.
Desde el año pasado, MJN ya disfrutaba de la certificación ISO 13485:2016 y de la licencia de fabricante de la AEMPS (Agencia Española del Medicamento), necesarios ambos para el cumplimiento de la normativa de dispositivos médicos en España.
Con la ayuda de la inteligencia artificial
MJN capta, de forma continua, determinados parámetros de actividad del cerebro, información que pasa a una app que funciona en el smartphone. En esta se encuentra el ‘cerebro’ del sistema, ya que mediante un análisis que implica algoritmos de inteligencia artificial, dicha app es capaz de detectar la actividad cerebral inusual que puede preceder a un ataque epiléptico, y dar parte de ello al usuario con unos minutos de antelación.
Este lapso de tiempo es más que suficiente para que, una vez avisada, la persona afectada se ponga en un lugar y una postura seguras (al perder el control del cuerpo durante un ataque, ello puede dar lugar a caídas y lesiones), así como pueda avisar a aquellas personas que la rodeen para que le ayuden.
Precisamente, la concienciación social sobre esta enfermedad es otro de los objetivos de MJN Neuroserveis. Históricamente, en algunas culturas los ataques epilépticos eran considerados como una conexión de la persona que los sufría con los dioses y, por lo tanto, dichas personas eran respetadas y veneradas. Algunos historiadores afirman que Alejandro Magno sufría de epilepsia, así como Júlio César (quien, por cierto, parece que escondía en la medida de lo posible sus síntomas). No obstante, es imposible saber con certeza si los síntomas sufridos por ambos eran realmente epilepsia u otra enfermedad.
Con el advenimiento del cristianismo, en la Europa medieval la visión de la epilepsia dio un vuelco de 180 grados, pasando a ser vista como una posesión demoníaca. De ahí viene la estigmatización histórica que todavía sufren muchos pacientes de dicha enfermedad.
Ni un extremo ni el otro; la epilepsia es, simplemente, una enfermedad que debe ser conocida y entendida, y en la cual todos como parte de la sociedad debemos implicarnos para ayudar a quienes la padecen. Y, si a ello ayuda la tecnología, bienvenida sea.
