Neuralink, la compañía fundada por Elon Musk para investigar la posibilidad de conectar el cerebro humano directamente con los ordenadores, ha dado un nuevo paso adelante con la aprobación, por parte del comité independiente de revisión institucional, de sus ensayos clínicos en humanos, para los cuáles ya cuenta con el primer hospital participante.
Y, para reclutar voluntarios con los cuáles llevar a cabo estas primeras pruebas, la empresa ha iniciado un proceso de reclutamiento en los Estados Unidos dirigido a personas que sufren tetraplejia debido a lesiones en la médula espinal cervical o con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Este primer ensayo recibe el nombre de PRIME Study, correspondiendo PRIME a las siglas en inglés para Interfaz Cerebro-Ordenador Implantado Robóticamente con Precisión.
Además de poner a prueba su interfaz del cerebro al ordenador (BCI) para determinar si las personas con parálisis pueden controlar dispositivos externos sólo con sus pensamientos, el PRIME Study tiene también el objetivo de evaluar la seguridad de su implante N1, y del robot quirúrgico R1 encargado de implantarlo en el paciente.
Este último, el robot R1, desempeñará un papel crucial en el estudio, ya que será el encargado de implantar de manera quirúrgica los hilos ultrafinos y flexibles del N1 en una región específica del cerebro relacionada con la intención de movimiento.
Una vez implantado, el N1 (que será cosméticamente invisible) registrará y transmitirá señales de las ondas cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación capaz de descifrar la intención de movimiento. Así, el propósito inicial de esta BCI es otorgar a las personas la habilidad de manejar el cursor de un ordenador o un teclado simplemente mediante sus pensamientos.
No obstante, el objetivo final de Neuralink es el de conseguir desarrollar una interfaz cerebral universal, es decir: que en algunos años, los seres humanos podamos comunicarnos con los ordenadores a través de implantes directamente en el cerebro. De esta forma, podríamos acceder a millones de datos almacenados en las redes, aunque esto también puede materializar las pesadillas de la ciencia ficción más catastrófica.