Quienes sueñan con ver armas láser cómo en Star Wars, tal vez quedarán un poco decepcionados por cómo luce esta, pero es el primer paso en el camino a la Estrella de la Muerte (aunque dudo mucho que acabemos yendo con sables láser por el mundo...).
El DragonFire ?es un prototipo de arma láser de energía dirigida (LDEW por sus siglas en inglés) desarrollado en Gran Bretaña por un consorcio público-privado del que forman parte empresas y centros de desarrollo. Como demostrador tecnológico, se utiliza para evaluar las armas láser de energía dirigida y sus posibles aplicaciones en el ejército.
Destinado al polígono de tiro de las Islas Hébridas Exteriores (al noreste de Escocia), se encuentra en fase de pruebas desde 2022 en modo de baja potencia, con el último test realizado hasta ahora este pasado mes de enero de 2024 ya en modo de alta potencia.
Esta última prueba se ha dirigido a alcanzar objetivos aéreos, y se ha saldado con unas conclusiones muy positivas; capaz de atacar cualquier objetivo en línea de visión, puede darle a una moneda a un kilómetro de distancia y, lo más importante, es que cada disparo tiene un coste que no llega a las 10 libras (unos 11,7 euros) por 10 segundos de uso, muy inferior al coste de los sistemas armamentísticos antiaéreos convencionales basados en proyectiles cinéticos y, ya puestos, a los objetivos que puede abatir, como drones de varios miles de euros.
Lo que hace esta arma láser es proyectar su haz a un objeto volante como puede ser un dron, penetrando en el objetivo e incrementando su temperatura hasta provocar fallos estructurales o efectos más devastadores si se apunta a una cabeza de guerra como, por ejemplo, su explosión.
Tanto el Ejército Británico como la Royal Navy (Marina Real) están considerando la inclusión de esta tecnología en sus futuras capacidades de defensa antiaérea. Además, el Ministerio de Defensa (MoD) británico anunció recientemente su intención de financiar un programa multimillonario para la transición de esta tecnología del ámbito de la investigación, al campo de batalla.
DragonFire es el resultado de una inversión conjunta de cien millones de libras por parte del MoD y la industria armamentística británica, apoyando empleos altamente calificados en el Reino Unido en tecnologías de vanguardia, y marcando un cambio significativo en la capacidad del país en sistemas LDEW.